Cogito ergo sum-.
Hace un mes aproximadamente leí
como un grupo de mujeres católicas, aglutinadas en una plataforma denominada “Damas
de Blanco”, fueron atacadas por
militantes del Partido Comunista de Cuba (PCC), este episodio es un ejemplo de
la hipocresía de los gobiernos de izquierda.
Desde hace mucho tiempo
los socialistas de América Latina han ensalzado, glorificado y promovido, y
hasta se dice que financiado, al movimiento de “Madres de Plaza de Mayo”, un
grupo de mujeres argentinas que han manifestado durante décadas por la
desaparición de sus hijos en los años de las dictaduras militares en el Cono
Sur.
Aunque el apoyo a la
labor de aquellas madres no es para nada criticable, porque inclusive puede
calificarse como un acto de caridad humana, lo que sí es reprochable es que
aquellos dirigentes de la izquierda que encumbran la lucha de las “Madres de
Mayo”, justifican las agresiones del régimen cubano en contra de las “Damas de
Blanco”.
Para los dirigentes
socialistas las cubanas que luchan pacíficamente por la democratización de su
país, que organizan misas y actos religiosos como parte de su resistencia al
régimen ateo de La Habana, son “saboteadoras” y en otros casos movimientos
inexistentes que no son mencionados en sus peroratas embriagadas en la
argumentación marxista de la lucha de clases.
He aquí la hipocresía de
la izquierda, mientras alaban la acción de las argentinas que lloran y luchan
por la memoria de sus hijos caídos durante el yugo militar de aquel país,
callan y hasta critican las actividades democráticas y pacíficas de las cubanas
en contra de la dictadura de Fidel y de Raúl Castro.
Este doble discurso de
la izquierda es típico. En la historia han sido recurrente sus alharacas en
contra de los Estados Unidos y su política permisiva, silenciosa y cómplice en
el caso de la extinta Unión Soviética o actualmente de Rusia.
Aquí, en Venezuela, está
sucediendo lo mismo. Los izquierdistas del régimen nos hablan de que es un
logro de ellos la disposición de paridad en género en las candidaturas a cargos
de elección popular, no obstante ellos son los responsables de que cada vez más
madres lloran sin consuelo ante el asesinado de sus hijos, o sufren en colas
interminables para la adquisición de la escaseada leche para sus niños.
El régimen socialista venezolano
tiene dos caras con relación a las mujeres, por un lado a un grupo selecto las
eleva en posiciones de poder, mientras a las mayorías de las madres las
encierra en un calabozo de miedos, incertidumbres y llanto.
Para el sistema
socialistas existen dos clases de ciudadanos los que están en el poder y tienen
la oportunidad de vivir en medio del lujo y la opulencia, y el resto de la
sociedad, es decir la inmensa mayoría, que están condenados a sobrevivir en
medio de las penurias propias del modelo socialista.
Así ocurre con las
mujeres, mientras impulsan una legislación para darle mayor oportunidad a las
aspiraciones políticas electorales, lo cual apoyo, por otro lado restringe el derecho
a miles de mujeres formadas a ejercer con libertad sus profesionales por la
escasez de empleo.
Su acción en este
tópico, como en otros, es la lucha de
los hipócritas.