Cogito ergo sum-.
Me acuerdo cuando el finado dijo aquello de que: “Ay, espero que el Imperio no
se le ocurra invadirnos, que no le ocurra la locura de pisar esta patria,
porque aquí hay un ejército del pueblo y un pueblo que saldrá a defender la
patria”, y al mismo tiempo se escuchaban los gritos y vivas de una
concentración que se dejaba llevar por lo apasionado del ambiente y del
discurso.
Unos cuantos años
después de aquella escena y de aquellas palabras, me llamó poderosamente la
atención escuchar como muchos de los voceros de ese “valentonado” movimiento
hoy hablan como asustados ante el anuncio de la presidencia de los Estados
Unidos de declarar al Gobierno venezolano como un peligro para la política
exterior de los gringos.
Escuché a más de uno de
esos valientes de televisor y micrófonos decir “qué amenaza podemos ser
nosotros contra el imperio militar más grande del mundo”.
Parece que ellos se
olvidaron de aquello de que “aquí hay una revolución armada”, como decía el
líder de su movimiento.
Todos los guapetones de
barrios son así, la valentía se les agota cuando alguien le presenta batalla,
allí culipandean y retroceden en marcha forzada.
Nicolás Maduro sabe que
el pueblo venezolano mayoritariamente lo rechaza, sus pésimas decisiones
económicas han sumido al pueblo a vivir la peor crisis de nuestra historia,
también comprende que los “amigos” internacionales de ayer ya no le son tan
leales como en otros tiempos.
Valerosos eran los
discursos de los pesuvistas cuando era impensable que se tomarán medidas en
contra de los gobernantes venezolanos, ahora que se ven ante una amenaza cierta
y con una serie de sanciones por violación de los Derechos Humanos, casi todos
salen a bajar el tono y a entronar a los gringos en una sitial.
Ya aquello que el
imperio se está desmoronando, de que el capitalismo vive su crisis más
feroz, no se repite como antes.
La escena de Nicolás es cada
vez tiene más símil con la imagen de Manuel Antonio Noguera blandeando el
machete y amenazando al presidente del país norteño, será que la bajada del
tono, y las expresiones de reconsideración del Ejecutivo venezolano, se deben a
que no quieren terminar como aquel dictador.
Ya conocen como sus
panas del Medio Oriente cayeron. Sadam Husein, Muamar Gadafi, y otros han sido
derrocados y quedados en el lodazal de la historia como lo que fueron viles
representantes de un sistema represor y sanguinario.
Será que en Miraflores
están asustados por los anuncios de los gringos.
Como nacionalista que
soy, he sido y siempre seré, rechazo cualquier intervención extranjera en
nuestro país.
Por esta razón siempre
he mantenido mi firme oposición a la presencia cubana en nuestras comunidades y
sobre todo en los cuarteles y más cuando estos personajes imparten
instrucciones como si nuestros soldados fuesen dependientes de las órdenes de
La Habana.
Por ser nacionalista he
sido crítico y adverso a la posiciones de la llamada revolución, porque este
sistema ha sido entreguista, realmente apátrida e internacionalista.
La izquierda no es y
nunca será nacionalista, si lo fuese jamás hubiesen malgastado nuestros
recursos petroleros en inversiones sociales y construcciones en otros países
mientras la miseria crece entre nuestro pueblo.
Lo cierto es que están
asustados. Le tiembla la voz, y lucen poco apetentes de seguir los pasos de
Noriega.
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