Cogito ergo sum-.
El gobierno venezolano se ha dado la tarea de contar, a su modo, los sucesos
con relación al bloqueo que las costas nacionales sufrieron bajo la gestión de “el
cabito” Cipriano Castro.
Nicolás Maduro, con su patética
oratoria, ha recordado la proclama de Cipriano Castro, aquella que decía: "La
planta insolente del Extranjero ha profanado el sagrado suelo de la Patria".
No obstante el Jefe del
Estado se le olvida mencionar algunos detalles. Primeramente el bloqueo lo protagonizaron
las fuerzas navales de Inglaterra, Alemania e Italia.
El 15 de diciembre de
1902 navíos de guerra con banderas inglesas y germánicas tomaron el puerto de
La Guaira.
El ataque fue enfrentado,
con poco éxito, por la escasa capacidad venezolana naval representada por 10
cañoneros, que quedaron minimizados por los acorazados europeos.
El entonces Presidente
de la República emergió con un discurso nacionalista, que a decir verdad
entusiasmó a todos los connacionales, a tal punto que un pacifista como el Dr.
José Gregorio Hernández se apersonó a alistarse para defender el “suelo patrio”.
Cipriano Castro emprendió
políticamente un acercamiento con su más duro oponente, José Manuel “El Mocho”
Hernández y a su Partido Liberal Nacionalista. Aquí debemos recordar que
fue Castro y no “El Mocho” quien buscó la unión, todo lo contrario con el caso
de Maduro.
Lo cierto es que el
bloqueo a Venezuela provocó o despertó el ánimo de dos teorías provenientes de
las dos puntas del continente, por un lado la “Doctrina Drago” del argentino Luis María Drago, ministro de Relaciones
Exteriores de su nación, quien argumentaba la ilegalidad del cobro violento
de las deudas.
Vale recordar que los
ingleses, italianos y alemanes, estaban exigiendo el pago de una deuda
millonaria que el Estado venezolano debía y que Castro se había negado a
cancelar.
Inclusive, tenemos que
recordar que Antonio Guzmán Blanco había contraído una enorme deuda con el Gran
Ferrocarril de Venezuela que se había acordado con Friedrich Alfred Krupp.
El primer ministro
inglés David Balfour justificó las acciones violentas, sin que mediara por
ninguna de las partes una declaración formal de guerra, por el reclamo de la
deuda externa que Venezuela poseía con Inglaterra y Alemania y que ascendía a
119.300.000Bs, de los cuales 46.000.000 eran intereses, y por daños y
perjuicios a empresas de esos países por 186.500.000 Bs, monto que el gobierno
venezolano aseveraba que era excesivo.
La otra Doctrina que se
coloca en el tapete es la “Doctrina Monroe”, la cual fue ensalzada por el mismo
presidente Castro, quien aunque usted no lo crea y aunque le duela al Gobierno
de Maduro, pidió ayuda al presidente de los Estados Unidos de Norteamérica: Theodore
Roosevelt.
EEUU acordó servir
factor mediador en la disputa.
El conflicto continúo durante
diciembre y enero de entre 1902 y 1903, período en el cual las potencias
dictaron proclamas y disposiciones que ponían bajo su control los puertos de
Cumaná, Guanta, Carupano, La Guaira, Carenero, bocas del Orinoco, Puerto
Cabello y Maracaibo.
Ante el escenario los norteamericanos sirvieron de puente entre
deudores y acreedores, y se alcanzó la firma del Protocolo de Washington con lo
cual se levantó el bloqueo el 13 de febrero de 1903.
Con el acuerdo Venezuela
se comprometió a cancelar la deuda con el 30% de sus ingresos aduaneros,
mientras que la deuda reclamada fue sincerada y pasó de 352.000.000 a 150.900.000 Bs.
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