miércoles, 1 de octubre de 2014

Fórmula socialista

Cogito ergo sum-.  La apropiación forzosa del Estado con relación a Clorox y Venoco es parte de la “fórmula socialista”, como lo afirmó el mismísimo Nicolás Maduro, que se está aplicando en el país para terminar de destruir el aparato productivo venezolano.

El afán del Gobierno socialista es destruir todo a su paso, es aniquilar la capacidad individual y grupal de producción y a través del engaño de “poder para el pueblo y los obreros” tratar de canalizar hacia la desgracia a todas las naciones que han gobernado.

Me imagino que varios socialistas de viejo cuño, aquellos que lanzaron  piedras encapuchados y que militaban en las estructuras partidistas de la izquierda en la mal llamada “Cuarta República”, mejor decirle la “República Civil”, se sentirán con un “fresquito en el alma” cuando ven que se están expropiando los últimos reductos de capital privado venezolano.

En mi imaginación veo a señores como Henry Falcón esbozando una sonrisita de satisfacción al ver como Nicolás afianza el proceso de cubanización del país, terminando con los espacios privados y de producción que sobreviven en una Venezuela aniquilada por el pensamiento socialista.

Los comunistas siempre han soñado en su utopía de un sistema sin dinero, de allí aquella para entonces ilusionaría aseveración del ex presidente Chávez hablando del trueque en las comunas socialistas, no obstante aquello que parecía muy lejano se está viendo actualmente en la cotidianidad venezolana.

Hoy nuestras amas de casa hostigadas por la escasez y el desabastecimiento compran y guardan productos para luego intercambiarlos por aquellos que no poseen; y usted dirá que antiguamente también se hacía, con aquellos de “pásame un poquito de azúcar”, no obstante antes se realizaba por facilidad y premura en la preparación de los alimentos hoy es por la necesidad ante el fracaso de la gestión económica del socialismo.

Esta realidad tan lamentable se ha repetido incesantemente en todos los rincones del mundo donde la bota roja del socialismo ha pisado a los pueblos, así sucedió en la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, igualmente en la extinta Yugoslavia, en el Chile de Allende, en la Nicaragua de Daniel Ortega y de los sandinista y así lo padecen en este momento en China, Corea del Norte y especialmente en Cuba.

La fórmula socialista extermina los sueños de desarrollo y progreso de la sociedad, se traga con voracidad de depredador las ilusiones de un mejor mañana para la mayoría del pueblo y las reemplaza primeramente por un cóctel de sueños esperanzadores y de farsas convertidas en pensamientos políticos y en oratoria embaucadora, para posteriormente pasar a la etapa superior del socialismo: La miseria total.

Nicolás Maduro, como buen alumno de esa izquierda que quemaba caucho y se expresaba en contra de las administraciones civilistas de Acción Democrática y Copei, está encaminando a la república hacia la instauración de un Estado plenamente autoritario, socialista e inhumano.

Ante el fracaso de la gestión de Maduro y ante la amenaza cada vez más cierta de la instauración de un régimen plenamente cercenador de los derechos individuales y colectivos del pueblo, tenemos que levantar las banderas de un pensamiento distinto en lo social, político y económico.

Tenemos que izar las banderas de un nacionalismo reivindicador, de una democracia  vigorosa y responsable,  nos vemos en la obligación social y moral de erguirnos en medio del pandemónium socialista para desarrollarnos como guerreros de una filosofía cristiana, nacional, social y profunda que rescate a Venezuela del foso en la cual la hundieron 15 años de socialismos y espejismos.

La fórmula socialista hay que combatirla con el antídoto del nacionalismo, al pensamiento izquierdista hay que derrotarlo con democracia activa y al ateísmo militante de los rojos arrasarlo con la fe y la caridad cristiana.


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