Cogito ergo sum-. La
historia es como un camino lleno de bifurcaciones y encrucijadas. En la medida
que caminamos por la vida nos encontramos con situaciones y episodios que nos
obligan a tomar decisiones que marcan para bien o para mal nuestra existencia.
La historia está llena de estos
ejemplos. La política y el ejercicio del gobierno es otro de los escenarios
donde encontramos como un pequeño incidente, inducido o no, puede llevar a
grandes acontecimientos.
Por ejemplo: El viaje de Gandhi a
Sudáfrica en la primera clase de un tren provocó que los blancos de aquella
provincia inglesa lo desparecieran, insultarán y bajarán a patadas, lo que a su
vez despertó en aquel joven abogado el deseo de luchar por la igualdad y
posteriormente la libertad.
Tal vez sin ese hecho la grandeza
de paz y de no violencia que rodea a la figura del aquel hombre jamás hubiera
existido y su paso por este mundo hubiese sido tan inadvertido como la del 99%
de los hombres que habitamos este mundo de Dios.
Adolf Hitler soñaba con ser
pintor y la Academia de Arte de la capital austriaca no le permitió el acceso a
estudiar en sus aulas. Podemos decir que si hubiese sido admitido su
nacionalismo, ya vivo en él, se hubiera expresado en obras de pincel y lienzo y
no en los discursos frenéticos que lo llevaron al poder en Alemania desatando
la Segunda Guerra Mundial.
Más allá de los hechos que
transforman vidas, también existen otros que moldean el porvenir de naciones
enteras, de sociedades íntegras y hasta del mundo.
Manteniendo el ejemplo hitleriano
podemos decir que Hitler tuvo su “cheque en blanco” para dominar a toda
Alemania y parte de Europa con un simple suceso: El incendio del Reichstag.
La noche del 27 de febrero de
1933, cuando el fogueo electoral para unas parlamentarias estaba llegando a su
momento cumbre, la sede legislativa alemana fue destruida por la explosión de
una bomba.
La pregunta que retumbó en toda
Alemania fue: ¿Quién fue el culpable?
Las autoridades del partido Nazi
consiguieron rápido a quien culpar. El principal sospechoso fue un joven
holandés llamado Van der Lubbe.
Con este hecho Adolf Hitler le
pidió más poder al parlamento, quien le otorgó lo que pudiéramos llamar, el día
de hoy, la Ley Habilitante por medio de la cual promulgó las leyes más atroces
en contra de la humanidad misma.
El incendio del Reichstag le
sirvió para acumular más poder, para alcanzar el apoyo de más ciudadanos, y
responsabilizar a sus enemigos políticos más encarnizados, los comunistas, de organizar
un complot en contra de la nación, lo que le dio la excusa perfecta para ilegalizarlos
como partido político.
También se puede presentar como
ejemplo el asesinato del archiduque Francisco de Austria. Este hecho, a manos
de un estudiante bosnio de ascendencia serbia, fue el detonante final para que
Europa cayera en lo que se llamaría la Gran Guerra, o mejor conocida
actualmente como la Primera Guerra Mundial.
Por estas razones podemos decir
que la existencia misma está marcada por episodios que hacen que tomemos direcciones
distintas, que nos llevan por caminos misteriosos.
¿Quién habría dicho que un
genovés, corso y soñador, iba a convencer a los reyes católicos españoles, que
venían de una agotadora guerra contra los musulmanes, a aventurarse océano
adentro por aguas hasta ese momento desconocidas?
Lo cierto apreciado lector que
Venezuela está viviendo momentos convulsionados. ¿Tendremos pronto nuestro
episodio vital de transformación? Solamente Dios lo sabe.
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