Cogito ergo sum-. La situación venezolana está muy crispada de esto
no cabe duda alguna, tal vez por eso un artículo destino al análisis histórico no
sea tan común en estos días, y por el contrario se derramen litros y litros de
tinta explicando la realidad nacional, sin embargo no recordar el ayer es vivir
cometiendo los mismos errores de siempre.
Sostengo que vale la pena
recordar porque así es. Mirar de vez en cuando al ayer nos permite observar con
más claridad el porvenir.
En los últimos días he estado
leyendo algunas opiniones internacionales sobre todo en diarios argentinos
donde el debate político del sur ha llevado a innumerables opinadores a
mancillar el recuerdo del Libertador, duélale a quien le duela, de toda América
o a buena parte de ella.
En el Cono Sur fustigan la imagen
del Grande Hombre de América por razones meramente políticas y para así ensalzar
a la figura de José de San Martin; esto no es la primera vez que ocurre por
años los historiadores argentinos han tratado, en vano, de ponderar la imagen
de su héroe por encima de Bolívar, y como es obvio no han podido, ni podrán.
Sin embargo vale la pregunta ¿por
qué esta actitud de los opinadores albicelestes?, la respuestas es clara y
sencilla, la manipulación burda que se ha hecho del bolivarianismos desde la
revolución socialista venezolana, exportada a otras naciones del Continente, ha
gestado esta actitud en varias partes del Hemisferio.
El Libertador no tiene la culpa
de la manipulación que hacen los socialistas de su imagen. ¡Ja! Llegan a tal
nivel que califican a Simón José Antonio de la Santísima Trinidad como
socialista, lo que en sí es una falsedad del tamaño de una Catedral.
Debemos recordar que desde siempre bolivarianos y
sanmartinianos hemos mantenido un debate histórico entre cual fue la figura más
importante, lo que a razón de los hechos se ha venido decantando en favor del
caraqueño.
Un caso digno de mención es la
muy conocida reunión de Bolívar y San Marín en Guayaquil un 26 de julio de
1822, de la cual tanto se habló y tanto se especuló. Los Sanmartinianos en
defensa de su héroe y para tratar de ocultar el fracaso de éste con su retiro
de la vida política, militar y pública posterior a este encuentro, hablan del
desprendimiento de éste y acusan a Bolívar de “egocéntrico y dictatorial”.
Hace poco un historiador de
origen colombiano, Armando Martínez, encontró en el Archivo Nacional del
Ecuador en Quito una carta esclarecedora.
En la misiva el Padre de la
Patria calificó el encuentro de “cordial”, a pesar de todas las hipótesis que se
manejaron por años, y relata cual en verdad fue la desavenencia entre ambos
líderes, en pocas palabras la razón fue: el
sistema político que debía imperar en el Perú independiente.
San Martín, calificado por los
argentinos de desprendido y democrático, hablaba de instaurar en el Perú una
monarquía para la cual era necesario traer un príncipe francés, porque
aseguraba que “los peruanos no están
preparados para la democracia”, mientras que el, según los sureños,
dictatorial Bolívar se opuso a la propuesta desechándola de una vez y
propugnando en cambio una Federación en América y naciones democráticas.
Ahora bien ¿por qué citar este
debate académico, estas pugnas de salón, justamente en este momento?, la
respuesta es sencilla y compartidos en dos partes; la primera es puntualizar
que es hora que los venezolanos rescatemos la verdadera imagen del Libertador,
ajena a las mezquindades extranjeras y divorciada
de las falsedades socialistas actuales, y segundo para comprender lo valioso de
la defensa de los principios como lo hiciese el Libertador en Guayaquil.
Twitter: @jdsolorzano
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