Cogito ergo sum-. Mucho se
ha hablado de los petrodólares venezolanos, desde la década de los años 70
cuando existía la Venezuela Saudita siempre se ha comentado en el mundo de la
influencia de los capitales criollos en el globo terráqueo y cómo los gobiernos
de este país, con contadas excepciones, han despilfarrado discrecionalmente los
recursos de todos nosotros.
Pero ni Carlos Andrés Pérez en su
afán de ser el líder del tercer mundo ni Jaime Lusinchi con su vida poco
recatada han significado tanto mal para la patria como la administración
actual; Pdvsa se gerencia como la caja chica del partido de gobierno y como la
caja registradora de todos los comunistas del hemisferio.
Regalos a Cuba, Nicaragua,
Bolivia, Uruguay, y paremos de contar, han sido una constante de la gestión de
Hugo Chávez. Con el cuento de ayudar a nuestros hermanos se han malgastado
enormes cantidades de dinero, pero ante esta dadivosa actitud nos preguntamos
¿quién nos ayuda a nosotros, los venezolanos? Y justamente aquí es que todos
esos “amigotes” del chavismo se pierden dejándonos el polvero.
Pero la gota que viene a derramar
el vaso es el cheque multimillonario del Banco de Venezuela que poseía un ex ministro iraní, Tahmasb Mazaheri, por 300 millones de bolívares algo
así como 59 millones de euros y 70 millones de dólares, el cual fue decomisado
por funcionarios de aduana del aeropuerto de Düsseldorf en
Alemania.
El iraní que fue ministro de
finanzas de su país y ex presidente del Banco Central de Irán aseguró de forma
ligera y casi inofensiva que los recursos eran parte de una donación del
Gobierno de Venezuela para la construcción de unas 10 mil viviendas; vuelvo a
preguntarme ¿esas casas, si en verdad el dinero era para ello, no serían más útiles para albergar a miles de
venezolanos que hoy no tienen techo y que viven en ranchitos o recostados de sus
padres?
Quisiera resumir a este gobierno
con una expresión muy típica de mi madre, Martha Santamaría, que dice así: “luz
de la calle y claridad de la casa”.
Mientras el gobierno actual se
dedica a edificar cualquier número de obras sociales y humanitarias fuera de
nuestras fronteras, aquí los venezolanos seguimos siendo víctimas de todo tipo
de males como la escasez, la inseguridad, el déficit de vivienda y la carencia
de empleos estables y bien remunerados.
Lo cierto es que “ese cheque
desgraciado puño y letra de mi…”, para parafrasear las palabras de aquella
canción que magistralmente entonaba o entona Gualberto Ibarreto, es parte de la
comidilla internacional, mientras se tejen diferentes hipótesis y señalamiento,
y mientras Tahmasb Mazaheri podría ser acusado por evasión de declaración de bienes al
ingresar en Alemania, el Gobierno venezolano hace mutis, voltea el rostro para
otro lado y silba “corazón de mi patria” como si este escándalo no le diera ni
poquito.
¡El cheque!, ¿es ese cheque una gotica más de
corrupción?, ¿será el único?, ¿habrá más de esos por allí?, lo interesante y lo
que debe ser aplaudido es que este régimen aprendió la lección después del
maletinazo de Guido Alejandro Antonini Wilson en Argentina, ya no andan por
allí esos billetes verdes en efectivo dando vueltas por aviones, aduanas y aeropuertos, ahora se
envían en chequecitos que son más fáciles de esconder aunque este no fuera el
caso del iraní.
¿Esperamos respuestas del Gobierno de Venezuela?, no
mis estimados lectores, porque será como esperar que las ranas echen pelo y si
usted quiere escuchar una explicación, como la que exigió Henrique Capriles
Radonski, entonces busque silla lo más acolchonada posible para que puede
aguardar más cómodo en esa larga, larguísima espera que de seguro tendrá.
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