miércoles, 30 de enero de 2013

Somos Venezuela


Cogito ergo sum-. Quienes defendemos el nacionalismo como el método para un reencuentro social de todos los venezolanos creemos que la nación somos cada uno de sus hijos quienes bajo la protección, auspicio y dirección del Estado podemos desarrollar todo ese potencial que como pueblo poseemos y que como seres humanos Dios nos otorgó para crecer y mejorar siempre.

Hoy cuando Venezuela atraviesa uno de sus momentos más álgidos de su historia, cuando estamos a merced de un gobierno que además de heredero, o viudo, del marxismo de hojalata ese que llevó a la quiebra política, social, económica y moral a Europa, es un lacerante promotor del odio como sistema de represión y de dominio psicológico, por eso los nacionalistas de verdad, los que amamos a esta tierra por encima de todas las cosas, excepto de Dios, debemos dar un paso al frente y reivindicar nuestro verdadero legado cultural y nacional.

Los nacionalistas somos Venezuela, cada uno de los habitantes de este país es un pedazo de su tierra convertido en carne y huesos, el espíritu de la venezolanidad está en cada uno de nuestros pechos, por eso cuando el solio patrio es mancillado por colonizadores de cubano acento o por una bandera extranjera de oprobio e indignidad, debemos alzar la voz como respuesta natural y lógica de nuestra idiosincrasia.

Nuestros pueblos aborígenes, sobre todo los del oriente, al grito de Ana karina rote,  aunicon paparoto mantoro  itoto manto (Solo nosotros somos gentes, aquí no hay cobardes, aquí nadie se rinde) defendieron sus tierras, su cultura y su forma de vivir por encima de aquel invasor de largas barbas y palidez sobrenatural. Asimismo el Libertador, Simón Bolívar, años después al calor del insipiente y febril deseo de libertad pronunció aquellas palabras de: “¡Qué los grandes proyectos deben prepararse con calma!, trescientos años de calma, ¿no bastan?”, por eso me atrevo a afirmar que es la hora de actuar con democrático y popular propósito.

Creo, y siempre defenderé, que el nacionalista lo deben definir dos palabras: Pensamiento y Acción, cada día debemos prepararnos más, debemos navegar por los océanos del conocimiento y adentrarnos en las profundidades del alma humana, pero también debemos accionar con ligereza de caballería y firmeza de infantería para lograr las metas que nos proponemos, no como individuos egoístas y separados de la comunidad, sino como parte esenciales de la grandeza de la nación.

¡Somos Venezuela!, tú, yo, aquel, nosotros, somos todos hijos de este suelo que ha sido bendecido por el Señor, por eso es un deber moral, ciudadano y popular el de combatir contra los enemigos de nuestra patria, con aquel intruso apátrida que disfrazado con un vendaje de demócrata quiere instaurar la dictadura del odio y de la división social en nuestra Venezuela.

El legado de Simón Bolívar, de José Antonio Páez, José Antonio Anzoátegui, Santiago Mariño, de Sucre, Freites, Monagas, de mujeres como Eulalia Sánchez de Chamberlain (Eulalia Buroz), Luis Cáceres de Arismendi, Juana “La Avanzadora”, entre tantos más, debe ser rescatado bajo un nuevo ideal nacional que sea el máximo exponente y ruta para el engrandecimiento de nuestro país y de todos los venezolanos, debe ser la vía donde el hambre, la necesidad, la inseguridad y la incapacidad actual se transformen en parte de un mal recuerdo.

Venezolanos no permitamos que la apatía nos doblegue, son otros que disfrazan el sometimiento con aquello de “rodilla en tierra” y lo que en verdad desean es a un pueblo de rodillas; no permitamos que nos arqueen la moral, vamos con la frente en alto, con el nacionalismo palpitante en el pecho a defender nuestro tradicional, cultural y eterno empuje de luchadores, ¡porque al ser venezolano somos Caribe, somos Bolívar, somos Venezuela hecha hombre y mujer!

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