Cogito ergo sum-. Desde la semana pasada he dedicado este espacio para
aclarar un poco el término político-ideológico de la “Derecha” que ha sido
utilizado por los actuales representantes del Gobierno Nacional como una
especie simbolismo negativo para “estigmatizar” a todos los representantes de
la oposición democrática.
Ya explicado, en la entrega anterior,
que no todos los partidos políticos que integran la Mesa de la Unidad
Democrática (MUD) son de “Derecha” y que dentro de esta visión política-social
de gobierno existen disensos en las diferentes confecciones doctrinarias de
este segmento del mapa ideológico universal,
ante todo esto, quisiera dedicar
estas líneas a la defensa histórica y socio-económica de las administraciones
derechistas y además de mencionar el real carácter nacionalista de esta
expresión política.
Mientras los regímenes de izquierda
centran su actuación y propuestas en un populismo desacerbado, el
internacionalismo entreguista y la filosofía de la igualdad mal entendida, las
organizaciones de la Derecha ofertan con criterio más responsable una visión de
crecimiento social, humano, económico e inclusive espiritual basado, en algunos
casos, en la hegemonía del Estado como soporte esencial para el desarrollo
integral del eje de la sociedad como es: El
ser humano.
Económicamente las
administraciones con inclinaciones derechistas y nacionalistas han demostrado
avances importantes, han garantizado en muchos casos la verdadera libertad
ciudadana no entendida como un derecho sino como un deber de los pueblos. Han
sido los gobiernos de la Derecha quienes han enfilado al desarrollo económico
de sus diferentes naciones.
En el aspecto social, basado en
el papel fundamental de la familia, la Derecha ha demostrado una
intencionalidad efectiva que ha permitido el bien común a través de un concepto
plural, dinámico, y humano del rol que juega cada ciudadano en la construcción
de un república sana, pujante y que le brinde a la sociedad un canal adecuado y
digno para el buen vivir.
Mientras la izquierda heredera de
los bolcheviques rusos nos presenta la igualdad como esencia básica y superior
a la libre determinación del hombre, las manifestaciones del socioliberalismo,
el nacionalismo, el patriotismo, y el mismísimo liberalismo han marcado
distancia de este tópico y han elevado la creencia de la libertad dentro del
Estado (salvo los neoliberales) como la única vía para que los integrantes de
los pueblos puedan crecer en plena facultades de sus capacidades y esfuerzos,
siempre bajo la tutela conciliadora, y unificadora del Estado.
Sobre el campo del nacionalismo
podemos decir que la intención del Ejecutivo nacional ha sido la de intentar
endilgarle a los derechistas el mote de “apátridas”, es bueno recordar que el
uso de esta terminología en el campo político fue empleada por los movimientos
de extrema Derecha para calificar y ponderar las actitudes “blandas” y
entreguistas que ha caracterizado siempre a la izquierda internacional, por lo
tanto la acusación es risible y hasta ofensiva para la inteligencia de nuestro
pueblo.
Los más firmes defensores del concepto
de “lo nacional” ha sido la Derecha, en muchas ocasiones, y es prudente decirlo,
han llegado a posiciones extremas que rayan en el chauvinismo grosero, pero
tratar de referirse a los derechistas como “apátridas” o “anti- nacionales” es
como negar los orígenes de la izquierda y su idea de la unidad global de una
clase social por encima de todas las demás en procura de un poder supranacional.
La Derecha siempre ha sido el
pensamiento político que subsana las grades tragedias económicas y sociales que
brotan de la izquierda y su extremo político, la Derecha con los errores que
posee, como todo en este mundo porque sólo Dios es perfecto, ha sido el sistema
como lo dijo el Libertador Simón Bolívar que “garantiza la mayor suma de
felicidad posible”.
(Próximamente hablaremos el
pensamiento conservador y derechista del Padre de la Patria, Simón Bolívar).
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