El presidente del Ecuador, Guillermo Lasso, tomó la decisión de disolver el congreso de su nación y convocar a elecciones generales. Frente a tal hecho es imposible no hacer una comparación entre lo que está ocurriendo en tierras ecuatorianas y lo que sucedió hace poco en el Perú.
Cuando el entonces presidente peruano Pedro Castillo optó por eliminar el poder legislativo de su país y decretar un toque de queda, en menos de una hora el primer mandatario de aquella nación estaba destituido y preso.
¿Por qué Pedro Castillo duró tan poco después de eliminar el congreso y Guillermo Lasso sobrevive? Ambos episodios nos dejan muchas lecciones que debemos aprender.
Primero, Guillermo Lasso aplica un procedimiento constitucional la llamada “muerte cruzada”, donde el congreso destituye al presidente y éste disuelve al congreso, y todo este proceso tiene como fin la convocatoria elecciones y que los ciudadanos elijan quienes se quedan y quienes se van.
En cambio, en Perú no existe esta fórmula de la “muerte cruzada” y el expresidente Castillo tampoco planteó unas elecciones inmediatas, sino una prolongación de su poder por un tiempo aún incierto.
Además, entre los puntos que debemos aprender es que al tomar una decisión política de este calibre debemos sopesar varios aspectos fundamentales y el primero es el de la cohesión.
Pedro Castillo anunció su medida en solitario, y en escasos minutos después de su alocución varios de sus ministros pusieron sus cargos a la orden de forma pública, dejándolo solo. En el caso de Guillermo Lasso, su gobierno – hasta ahora– se muestra unificado y cohesionado alrededor del presidente.
Segundo, a todas luces se ve que la medida asumida por Pedro Castillo no contaba con el aval de las Fuerzas Armadas ni de la policía del Perú, y, de forma contrario, hemos visto como los uniformados del Ecuador han cerrado filas alrededor del mandatario ecuatoriano.
Tercero, la convocatoria clara a elecciones. Sí, Lasso llamó a elecciones enseguida, mientras que Castillo en su momento quería jugar con los tiempos, la zozobra y la incertidumbre, lo que volcó a la opinión pública en su contra de forma vertiginosa y en tiempo récord.
Ahora bien, como se puede ver en política debemos contar con las leyes, el poder de las Fuerzas Armadas y dando sensación de empoderamiento popular, así está actuando el ecuatoriano y así no actuó el peruano.
La política es un juego de ajedrez, y Guillermo Lasso sacrifica su reina con tal de mantenerse con vida en el tablero y evitar un jaque mate, en cambio Pedro Castillo entregó su rey en bandeja de plata. He aquí la diferencia entre actuar con estrategia e improvisar.
¿Cómo terminará el proceso en Ecuador? Esto es aún imposible de profetizar, lo cierto es que los ecuatorianos tienen la palabra, o siguen con el gobierno de derecha del banquero Lasso, vuelven a los días de la “Revolución Ciudadana” del correismo u optan por algo nuevo.
¡Para mí el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!
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