Por José Dionisio Solórzano
Cogito ergo sum-. Ante la llegada del coronavirus toda la humanidad debe optar por un cambio en
su vida, debe apostar a una visión solidaria de la comunidad y de la
conformación de nuestras ciudades.
Es hora que dejemos atrás
apetencias personales e intereses grupales, es el momento idóneo de crecer como
seres humanos, de ensalzar lo mejor de nosotros como hombres y como miembros de
la sociedad.
En el plano político es hora que
entendamos que Venezuela nos une, que la crisis nos empuja a entendernos y
postergar cualquier disputa entre nosotros y empezar a colaborar los unos con
los otros en aras de sanar a nuestra amada tierra. Ya no es por una cuestión de
ideas, es por una necesidad de vida.
La palabra clave es: Solidaridad.
En esta circunstancia debemos ser solidarios, cuidarnos para cuidar a los
demás, tenemos que abrir los ojos y entender que todos estamos bajo una gran
amenaza y que si nos descuidamos la llegada del Covid19 puede ser radicalmente
trágica para el país.
Quisiera además pedirle a los
comerciantes venezolanos que no hagan su "agosto" con un peligro para
la vida de los venezolanos; que no hagan negocio con la angustia de un pueblo,
que no se llenen sus bolsillos con la emergencia y el miedo de un país.
No es posible que algunos
pretendan vender las mascarillas a precios exorbitantes; no es posible que
comerciantes vendan frutas con alta concentración de vitamina "C" a
precios impagables. ¡Señores! No jueguen con la vida de los demás.
Seamos solidarios con los demás y
esto pasa por evitar el alarmismo, por eliminar la propagación de rumores y por
reducir la compulsión de difundir rumores, comentarios alarmistas e
informaciones sin confirmar.
La desinformación solo trae
consigo problemas, nervios, desespero y angustia, es por ello que debemos ser
responsables y solidarios con los otros al medir el impacto al convertirnos
multiplicadores de falsedades, medias verdades o rumores.
Estamos en un momento de unidad,
de dejar de un lado mezquindades y pequeñeces, debemos mirar más allá de
nuestro reducido mundo y asimilar que estamos frente a una tragedia global que
pone en riesgo la forma de existencia que hemos conocido hasta ahora.
Seamos solidarios al cuidar de
nosotros mismos y cuidar a los demás, al acatar y cumplir con las
recomendaciones que la Organización Mundial de la Salud han publicado por todas
las vías.
Debemos lavarnos las manos con
agua y jabón, debemos evitar el contacto social, debemos evitar tocar nuestras
bocas, nariz u ojos. Debemos ser firmes en la prevención y en la cuarentena,
debemos ser firmes en protegernos como nación.
El coronavirus no es un juego, la
vida humana no es un negocio, y las ideas y posiciones quedan a un lado cuando
se trata de la sobrevivencia de la humanidad. Seamos solidarios los unos con
los otros.
¡Para mí, el guarapo dulce, el
café amargo y el chocolate espeso!