José Dionisio Solórzano
Cogito ergo sum-. Observo por las redes sociales como la xenofobia
contra los venezolanos persiste y se profundiza; leo como muchos colombianos
atacan a los venezolanos y emplean el término "veneco" de forma
peyorativa, como una expresión de insulto.
Primero, quisiera recordar en
estas líneas como durante las décadas del 50, 60, 70, 80 e incluso en los 90
del siglo pasado, millones de colombianos cruzaron las fronteras rumbo a
Venezuela huyendo de aquella nación sumergida en una guerra civil eterna.
Se olvidan los colombianos como
llegaban por millares a refugiarse de las agresiones de la guerrilla o de los
paramilitares; se olvidan como llegaban a Venezuela tratando de huirle al
carro-bomba de los narcotraficantes.
Se olvidan los colombianos como ellos
fundaron comunidades en el país, como crearon en prácticamente cada municipio
de Venezuela un "Barrio Colombia", e incluso llegaron al extremo de
izar su bandera en territorio venezolano. ¡Qué mala memoria tienen!
En aquellos días los colombianos
venían a Venezuela buscando una vida mejor, buscando una sociedad de paz donde
pudieran desarrollarse desde el punto de vista profesional y personal. Y aquí, permítanme
recordarles, fueron recibidos como hermanos, con los brazos abiertos.
Ahora, que somos nosotros los que
necesitamos abrigo y apoyo, ustedes nos atacan en las calles, ustedes nos
insultan y menosprecian. ¿Por qué tanta rabia contra nosotros? ¿Por qué ese
resentimiento contra los venezolanos, que los ayudamos en su momento?
Tal vez, los colombianos siguen
sufriendo el síndrome del pariente pobre. Sí, ese que a pesar que surge en la
vida, que progresa continúa guardando los rencores del ayer, sigue envidiando
lo que ya posee con esfuerzo. Tal vez, muchos de ustedes no comprendan que una
mano lava la otra, y así como ayer nosotros los ayudamos, hoy ustedes deberían
hacer lo propio.
Y, quisiera hacer un apartado,
sobre los venezolanos que han cometido delitos en otros países, es lógico que
los castiguen, pero es injusto que condenen a todo un pueblo por las fechorías
de un puñado de malandrines. ¿O es que en su tiempo no hubo colombianos que
cometieron delitos y fallas en Venezuela?
¡Colombianos! Lo que hagan hoy
marcará su futuro, recuerden que la vida es un carrusel y quienes hoy estamos
abajo, mañana estaremos otra vez en la cima. No olviden que cada vez que
agreden a un venezolano, agreden a todo un país, cada vez que maltratan a un
venezolano lo hacen contra un hermano.
No se olviden que Simón Bolívar,
quien los liberó, fue un "veneco", como les gusta llamarnos. No se
olviden que Rafael Urdaneta, quien se sentó en su silla presidencial fue un
"veneco". No se olviden que José Antonio Anzoátegui, héroe de la
Batalla del Puente de Boyacá, fue otro "veneco". Sí, eso fue hace muchos
años, pero los logros de ese ayer nunca podrán ser saldados.
Es menester hacer una salvedad
entre los colombianos xenófobos y los colombianos que ven con preocupación lo
que ocurre en Venezuela; es justo agradecerle a Iván Duque su apoyo al éxodo
venezolano, agradecerle a Martha Lucía Ramírez su permanente preocupación por
lo que acontece en este lado de la frontera.
Sé que hay muchos colombianos que
están conscientes que lo que ocurre en Venezuela tiene un efecto en Colombia, y
viceversa. A ellos todas las bendiciones del mundo, y para quienes fustigan a
los venezolanos solo les recuerdo que nuestro país saldrá adelante y cuando lo
haga otro gallo cantará.
Venezuela volverá a salir
adelante, este país retornará a su destino grande y maravilloso. Los
venezolanos volveremos al sitial que nos corresponde y cuando eso ocurra no se
preocupen los venezolanos volveremos a ser ese pueblo gentil, solidario y
dispuesto a extenderle una mano amiga a todos.
P.D: Y este mensaje no se limita
a colombianos solamente, sino que también va destinado a peruanos, chilenos,
ecuatorianos, brasileños, uruguayos y panameños. También a mexicanos y demás
nacionalidades que reciben a los venezolanos que escapan de una tragedia humana
sin igual.
Mis palabras de sincero aprecio
para aquellos dominicanos que rechazaron la medida de visa para venezolanos, e
incluso argumentaron que República Dominicana y Venezuela tienen más en común
que dominicanos y haitianos. Gracias por su solidaridad.
Y al gobierno de Aruba, que ahora
les pone trabas a los venezolanos, les recuerdo que por muchas décadas
sobrevivieron gracias a los venezolanos que iban a la isla, se hospedaban en
sus hoteles y jugaban en sus casinos. ¡Qué memoria tan frágil!
¡Para mí, el guarapo dulce, el
café amargo y el chocolate espeso!
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