Opinión-. Primero fue Colombia... allí junto con Iván
Duque, presidente de la nación neogranadina, y con Mike Pence, vicepresidente
de los Estados Unidos de Norteamérica, el presidente Juan Guaidó fue recibido
con un trato presidencial.
En tierras colombianas Guaidó fue
reconocido nuevamente como el Jefe de Estado de Venezuela.
Posteriormente, en un viaje a
Brasil el Presidente Jair Bolsonaro le dijo: “permita llamarle presidente”, en
directa alusión a Guaidó… Al momento de escribir esta columna ya el primer
mandatario de Paraguay, Mario Abdo Benítez, anunció que recibirá a Juan Guaidó
en el Palacio de López, sede del poder paraguayo, y le dará trato de Jefe de
Estado.
Pronto, Macri de Argentina,
Sebastián Piñera de Chile, y tantos otros, harán lo propio. Además, naciones
tan lejanas como Corea del Sur, Israel y Japón ya tomaron su decisión de apoyar
al pueblo venezolano y rechazar a Maduro.
El mundo se le hace cada vez más
pequeño a Maduro, mientras las naciones democráticas de la humanidad cierran
filas en torno a Guaidó y a la transición venezolana. Y a pesar del veto de
Rusia y China en el Consejo de Seguridad a la resolución presentada por los
EEUU, la mayoría de los países mostraron su apoyo a Guaidó.
Y frente a todo esto, Maduro se
empeña en decir “soy el presidente”, pero el problema es que son día a día
menos quienes le creen. Con cada amanecer los apoyos hacia la izquierda
venezolana son menores, y los demócratas se multiplican dentro y fuera de las
fronteras venezolanas.
Una demostración de ello son los fiascos
en la convocatoria del régimen. En todos los llamados a la calle los esfuerzos
del régimen son cada vez mayores, se quedaron sin pueblo, y sin dinero para
movilizar a su escasa gente.
Vean como los voceros de la
usurpación dejaron de hablar del condenado concierto que ellos convocaron en la
frontera de Colombia para rivalizar con el Aid Live Venezuela, ¿la razón?
Simple: Fracasaron… No fueron los artistas que anunciaron, porque no se querían
rayar con Maduro, y tampoco fue la gente, los venezolanos prefirieron cruzar la
frontera e ir a la actividad en Cúcuta.
Maduro tercamente no termina de
comprender que no lo quieren en Venezuela ni afuera del país, y hasta se ha
convertido en una carga para los rusos, y una deuda eterna para los chinos.
La transición ya empezó, esto es
un hecho. Quienes piensen que este será un proceso rápido se equivocan, la
transición lleva un período de tiempo, el cual debemos transitar con firmeza y
entereza.
Como ha dicho el presidente
Guaidó “vamos bien”… y esto es innegable, lo vemos en los éxitos
internacionales y en el desespero violento de un modelo que se sabe que tocó
fondo y no tiene retorno.
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