Cogito ergo sum (Puerto
La Cruz)-. El
pensamiento cristiano es diametralmente opuesto al marxismo; tratar de unirlos,
cohesionarlos o mezclarnos es una herejía en ambas formas de vida.
Quienes siguen la fe y
las teorías de Cristo basan sus acciones en la bondad, la solidaridad, el bien
común y sobre los cimientos del espiritualismo, mientras el marxismo evoca el
materialismo como basamento de sus principios filosóficos.
Karl Marx, un judío
converso, repudió las existencias de las distintas iglesias, calificándolas
como "el opio del mundo"; los modelos socialistas inspirados en el
pensamiento marxista rechazan la religión y tratan de eliminar a Dios por
decreto.
Para los socialistas
rancios el "dios" es el "Estado" y la fe es aquella que
eleva al proletario como actos fundamental del desarrollo de las naciones; por
tal sentido en la extinta Unión Soviética se acosó a la iglesia cristiana
ortodoxa, y sus sacerdotes fueron enviados a los campos de concentración en
Siberia.
Igual ocurrió en China,
donde aún en la actualidad la Iglesia Católica es perseguida y atacada por las
autoridades comunistas. Tal cual ocurrió en la II República Española cuando los
republicanos quemaron iglesias, fusilaron sacerdotes católicos y violaron a
monjas.
Ser cristiano es ética y
moralmente la antítesis del marxismo. Debido a que Marx desechó todo vestigio
de libertad para crear una sociedad de iguales, pero una igualdad basada en la
miseria y la opresión.
Cristo vino a
liberarnos, de esto deben estar claros aquellos que se autodenominan
cristianos. Porque el mismo Dios Padre nos dio libre albedrío para que cada uno
de nosotros tomáramos con discernimiento las decisiones con relación a nuestras
vidas.
El cristiano es un ser realmente
libre, porque al profesar una fe sembrada en conceptos de amor libera el alma,
el corazón y la mente; en cambio, el socialismo aprisiona al ser humano
desvirtuando sus características individuales y uniéndolo a una masa amorfa.
Cuando un cristiano, sea
católico, protestante, ortodoxo o copto, se hace llamar a sí mismo como socialista
sin duda está pecando, y como dicen en mi pueblo: "está meando fuera del
perol".
El cristiano que sea
socialista estaría sirviendo a dos dioses distintos y a la vez; porque no
existe posibilidad de compartir espacio con el socialismo marxista, porque este
pensamiento no es sencillamente una doctrina política o filosófica sino que es
una especie de secta en sí mismo.
Los socialistas
defienden el materialismo como forma de pensamiento y método de vida. Por esta
razón, el Gobierno de Venezuela ha promovido una seudo religión donde colocan
al ex presidente Chávez como una especie de deidad socialista, así como en
otros países han hecho con Lenín, Marx, Mao o Stalin.
Aquí, desde las altas
cumbres del Gobierno, se ha atacado con saña a la religión católica y se le dio
libre acción a expresiones religiosas extrañas a la cultura de nuestro pueblo,
como es el caso de la santería, importada de Cuba.
Lo cierto es que, cuando
el socialismo se instaura en cualquier país se inicia un enfrentamiento
político, ideológico y también espiritual, debido a que el socialismo es
profundamente anticristiano y aliado natural de todo aquello que se oponga a la
fe cristiana, como por ejemplo el extremismo islámico.
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