Cogito ergo sum (Puerto
La Cruz)-. Desde el
exilio, los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) acordaron que sí
había méritos suficientes para emprender un juicio en contra de Nicolás Maduro,
con el fin de desalojarlo del poder.
Esta acción emprendida
por el TSJ legítimo, el cual fue designado por la Asamblea Nacional y enviado
al exilio por parte de un régimen venezolano, es un duro golpe para un
gobierno que viene perdiendo batallas en el aspecto político internacional
desde hace rato.
Ante la exposición de
motivos y la argumentación jurídica realizada por la fiscal general Luisa
Ortega Díaz los magistrados llegaron a la determinación de girar hasta una
orden de captura en contra el Presidente de Venezuela.
Ahora bien, ¿cómo se
come esto? ¿Tiene validez o efectividad? ¿Cómo perjudica al régimen este
dictamen de un ente que se encuentra expatriado? Y la respuesta es un total y
contundente "sí".
Claro que la sentencia
del TSJ legítimo tiene validez, la cual será reforzada con el acuerdo que debe
salir de la Asamblea Nacional en los próximos días; su declaratoria puede ser
acatada en cualquier momento y por cualquier ente del orden público.
Es decir, un funcionario
del CICPC o de la Policía Nacional puede aprehender al Jefe del Estado porque
el TSJ dictó orden de captura en su contra. E incluso, un grupo élite de
Interpol pudiese detenerlo de un momento a otro.
No obstante, ¿qué hará
el Gobierno? Es obvio que desde Miraflores no se quedarán con los brazos
cruzados; con suma seguridad despreciarán y minimizarán la acción de los
magistrados expatriados y buscarán la forman de "regresarles el
favor".
Maduro no cederá ante
las presiones del TSJ, aunque debe estar consciente que esta resolución
judicial desde el exilio será apoyada por la inmensa mayoría de los países
Latinoamericanos y de Europa.
Pareciera que al régimen
se le están cerradas las vías de escape y de solución a su crisis de poder;
cada vez tienen menos aliados en el mundo, además sufren la imposibilidad del
margen de maniobra económica como lo poseían en otros tiempos.
El cerco económico, las
sanciones contra los funcionarios, las listas de corruptos y violadores de los
Derechos Humanos, todas estas acciones buscan asfixiar por completo al régimen
y sofocarlo hasta que suelten la toalla.
Y, aunado a todo esto,
los procedimientos judiciales contra Maduro. Frente a este panorama podemos
entender la efectividad del procedimiento en contra de quien ocupa el poder en
Venezuela.
Decir que a raíz de la
resolución del TSJ legítimo, que mañana será arrestado Nicolás Maduro será una infantilidad.
Pero, igualmente sería un error pensar que está acción no tiene un objetivo más
allá de lo que a simple vista vemos o suponemos.
El juicio contra Maduro
es una estrategia que deslegitima su poder y da justificación a cualquier
expresión de cambio o salida a la crisis, debido que se concebiría la estadía
de aquél en el coroto como ilegal e ilegítima, lo que constituye una violación
permanente a los valores de la Constitución nacional.
La interrogante es ¿de
dónde vendrá el zarpazo? Algunos dicen que desde el exterior y otros afirman
que de las mismas entrañas de la bestia llamada "revolución", lo
cierto es que no todas las cartas están echadas y siempre puede salir un as
bajo la manga, aunque no sé de quién será la manga o a quién le tocará el
comodín.
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