Cogito ergo sum (Puerto
La Cruz)-. El término “empresarialismo”
no existe desde un punto de vista lingüístico, aunque pareciera que esta voz
debería ser aceptada desde la óptica del análisis político, ¿la razón? La
hablaremos a continuación:
Mientras Europa gira
política y socialmente hacia nacionalismos proteccionistas y con vicios de
xenofobia, en América Latina avanza a pasos acelerados lo que me obstino en
calificar como el “empresarialismo” político.
Y, ¿qué es el
empresarialismo político? Es la tendencia de la incorporación en la arena
política de hombres o mujeres exitosos en el mundo de las finanzas y de los
negocios.
Esta inclinación por
votar por personalidades reconocidas por sus triunfos empresariales no es
nueva, aunque es ahora donde se están viendo sus reales frutos electorales.
América Latina, luego
del fiasco del neo-socialismo inspirado
en la tesis del Socialismo del Siglo XXI, está dando pasos hacia la
conformación de nuevos regímenes guiados por empresarios de fama.
Todo empezó con el
preámbulo de los gobiernos de Ricardo Martinelli en Panamá y de Sebastián
Piñera en Chile. No obstante, ahora se ha extendido en varias partes del
continente.
En este momento tenemos
a Mauricio Macri en la jefatura del Estado de Argentina y a Pedro Pablo Kuczynski quien ejerce la presidencia
del Perú. Ambos reconocidos empresarios que han arribado al poder.
Según las encuestas, el
rival más peligroso para Lenin Moreno candidato de Rafael Correa (quien decidió
no presentarse a otra reelección) en Ecuador es el banquero y dirigente
político Guillermo Lasso.
Para las próximas
elecciones en Chile, pareciera que existe una opción real en favor del
empresario Sebastián Piñera quien desea regresar al Palacio de La Moneda.
Como podemos ver los
empresarios han llegado con fuerza y están ocupando las sillas presidenciales
de varios países del continente. Y todo esto sin hacer aún mención del mangante
inmobiliario, Donald Trump, quien está ocupando la Casa Blanca en este momento.
Algunos se preguntarán
el motivo por la cual llamo a este fenómeno de empresarios en el poder “empresarialismo”
y no lo califico simplemente como “liberalismo”, y existe una razón de peso
ideológico.
Por ejemplo, Mauricio
Macri es un liberal solamente en el aspecto económico mas en lo social es conservador.
Donald Trump en los EEUU
no está propugnando tesis liberales sino, por el contrario, iniciativas
proteccionistas y conservadoras. Sebastián
Piñera es otro caso de liberal en el económico, pero conservador en lo social,
Lo que los diferencia de
Pedro Pablo Kuczynski y de Guillermo Lasso que sí son liberales más
convencidos.
Es decir, no podemos encasillarlos
a todos en el “liberalismo”, debido a esto empleo la voz “empresarialismo” porque
todos poseen un origen empresarial.
Ahora bien, ¿llegará el “empresarialismo”
político a Venezuela? ¿Quién está llamado a asumir este papel? ¿Lorenzo Mendoza
está dispuesto a tomar este rol?
Aunque Mendoza llegó a
encabezar encuestas o, por lo menos, ser una opción competitiva, no pareciera
aún animado a sumarse al debate político.
¡Amanecerá y veremos!
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