Cogito ergo sum (Puerto
La Cruz)-. La política
es el más grandioso tablero de ajedrez. Los movimientos, las estrategias y las
acciones se van llevando permanentemente en un círculo de no acabar.
La política es el campo
de batalla más peligroso de todos, parafraseando al primer ministro inglés
Winston Churchill, porque en un campo de batalla real sólo se muere una vez,
pero en el político se puede morir muchísimas veces.
El juego de la política
es crudo, rudo, inteligente, hábil y sobre todo táctico. Quien se introduce en
este mundo debe tener la característica de una piel de acero.
Existen varios tipos de
jugadores en el tablero de ajedrez político.
Están los jugadores
egocéntricos que son aquellos que se inmiscuyen en la política simplemente
buscando su beneficio personal, que en muchas ocasiones tienen una clara representación
o retribución meramente económica.
También resaltan los “locos
por el poder”, son los que están motivados por el llano deseo de acumular más y
más poder, éstos son los que por último se convierten en dictadores.
Igualmente, resaltan los
jugadores por adrenalina que son aquellos actores políticos que conviven y
sobreviven promoviendo la confrontación y la lucha eterna. Normalmente son personas que no avanzan más allá en sus
posiciones porque son incapaces de darle una visión positiva a su carrera
pública.
Sí, pareciera que todos
los jugadores en el tablero son malos. No obstante, no es así.
Existen políticos
motivados por el bien común, la caridad, el amor y el respeto al prójimo, que
están inspirados en la lucha por la reivindicación de otros, de los más
necesitados y empobrecidos.
A estos los podemos
denominar como los políticos “buen samaritanos”, quienes son una minoría que a
peca por lo silenciosa que es.
En ocasiones sentimos
que los “malos”, aquellos que se mueven en el terreno de la mentira, la cizaña
y la intriga, son más y se imponen en el quehacer público, pero no es así.
Si cada uno de los
ciudadanos puede identificar a aquellos dirigentes que sí están inspirados por
el servicio social y la lucha democrática real, entonces pudiéramos empezar a
tener más y mejores gobiernos en todos los países.
Aunque, a veces optamos
por la opción más popular que estadísticamente resulta ser la peor.
Permítanme recordar en
este punto una frase de San Josemaría Escribá de Balaguer que dice: “El
desaliento es enemigo de tu perseverancia. Si no luchas contra el desaliento,
llegarás al pesimismo primero, y a la tibieza, después. Sé optimista”
Si el dirigente honrado,
lealmente comprometido con su misión política desmaya en su afán, entonces le
hará un flaco favor a aquellos que dice defender.
Quienes protegen los
valores éticos, quienes aúpan la honradez de acción, pensamiento y de espíritu
no persisten en su batalla diaria contra el mal, entonces todo estará perdido.
Los políticos horados
venezolanos tienen que batallar contra los tránsfugas del régimen y los
disfrazados dentro de la Unidad, como el caso de Henri Falcon.