Cogito ergo sum (Puerto
La Cruz)-. Recientemente dejó este mundo el dictador más longevo
de la historia, Fidel Castro Ruz, y unos días antes también falleció Luis
Miquilena, hombre fuerte en el alba de lo que se llamó el “chavismo”.
Ambos personajes
marcaron, con sus consejos, con su intercepción, y con su visión del mundo los
sucesos que han acaecidos en Venezuela en las últimas dos décadas.
Luis Miquilena un
experimentado dirigente de la izquierda venezolana, fue el mentor político de
Hugo Chávez, el hombre que supuestamente tomó de la mano al inexperto ex
comandante golpista en sus iniciales pininos y lo condujo a la senda
democrática.
Fidel Castro por su
parte fue considerado el “padre” ideológico de quien fuese presidente de
Venezuela. Tanto el dictador caribeño como el avezado activista venezolano marcaron, en etapas diferentes, su influencia
sobre el exmandatario nacional.
¿Entonces? ¿Qué
significaron éstos dos actores políticos para Venezuela? Primero, Luis
Miquilena es “padre” del Hugo Chávez democrático, o por lo menos de aquel que
simuló serlo, es el creador de ese movimiento político que se llamó Movimiento Quinta
República y gestor fundamental de la visión demócrata de lo que llamaban en
aquellos días “el proceso”.
Castro, por su parte,
terminó desplazando al venezolano y cultivando en la mente de su “aprendiz” su
pensamiento de socialismo, anti-imperialismo, y todas aquellas ideas que venían
feneciendo desde la caída del Muro de Berlín.
Chávez, en su vocación
totalitaria, se desprendió de su “primer padre” y se echó a los brazos de su segundo
mentor, aquel que lo llevó hacia el camino de la destrucción política y
económica de Venezuela.
Si tuviéramos que
achacarle culpas a alguien de lo sucedido en Venezuela en los últimos años, sin
duda que los dedos de la historia señalarían a Miquilena y a Castro, y es de
sopesar que el primero, por lo menos, hizo una rectificación posterior y se
arrepintió, si cabe la expresión, de sus pecados iniciales; en cambio el cubano
murió sin lamentarse de los daños que ocasionó dentro y fuera de Cuba.
Al señor Chávez no lo
exculpa el hecho de dejarse manipular por los mencionados, ni por aquellas
ideas que también fueron desechadas en parte por él en un principio, las de la
providencial mente de Norberto Ceresole.
La historia no excluirá
a ninguno de estos pensadores de su corresponsabilidad de la formación de esa
catástrofe nacional que significó la gestión política y económica de Chávez,
empeorada en los últimos tiempos por la administración de Nicolás Maduro.
Lo cierto es que tanto
el uno como el otro dejaron parte de su pensamiento en la historia de
Venezuela, los dos le dejaron a la nación un duro aprendizaje de vida.
Hoy cuando el venezolano
no encuentra que comer, hoy cuando el venezolano se ahoga en un océano de
calamidades, miramos hacia atrás y nos preguntamos la razón de tanto dolor
social y humano que estamos padeciendo.
Revisamos los nombres,
sus rasgos, sus características y sus deseos y empezamos a encontrar
respuestas.
Luis Miquilena alimentó
las ansias de poder de Chávez movido por su revanchismo histórico contra los
rivales eternos, a los cuales siempre combatió: AD y Copei; mientras que Fidel
Castro sólo lo motivó su egoísmo, su afán de sostenerse en el poder, su
consciencia parasitaria que primero lo llevó a vivir de la extinta Unión
Soviética y después del petróleo venezolano.
¡Paz a sus almas!