Cogito ergo sum (Puerto
La Cruz)-. Cómo
la madre le dice a su bebé que llora que no consigue alimento para él o ella,
cómo le explica a otro de sus hijos,
cuando le pide una arepa para comer, que no encuentra harina precocida por
ninguna parte.
Cómo le dice una madre a
su hijo que no podrá comer pan en la cena porque después de tres horas en una
cola en la panadería, salió el encargado y anunció que el producto se había
agotado.
Hambre, Venezuela tiene mucha hambre |
Cómo el papá le dice a
su hijo que no puede comprarle el uniforme escolar o el libro que tanto
necesita para sus estudios, porque el sueldo no le alcanza.
Cuando hablamos de la
crisis en las dimensiones macroeconómicas nos alejamos de las consecuencias sociales
y humanas del desastre que estamos viviendo en el país.
Escuchamos a
economistas, muy avezados en su área, disertando sobre la crisis alimentaria e
inflacionaria en la nación, no obstante es cuando observamos los pequeños
detalles cuando nos percatamos del real alcance de la emergencia humanitaria
que padecemos dentro de Venezuela.
Ver y oír a mujeres
desesperadas porque no consiguen alimentos para sus bebés, escucharlas como
lloran presas de la angustia de saber que su bebé no tiene que comer, nos
indica el nivel de catástrofe social que estamos viviendo.
El pueblo es el que sufre |
Escuchar a un adulto
mayor resignado en que en cualquier momento “me dé un tanganazo” porque no
consigue las pastillas para controlarse sus dolencias de hipertensión o
diabetes.
Cuando nos detenemos a
observar el miedo y el desespero de los familiares de los enfermos de cáncer
ante la imposibilidad de conseguir medicamentos para tratar sus dolencias, nos
enfrentamos al lado real, tangible, y doloroso de la crisis nacional.
Porque el bebé que llora
no se le puede explicar sobre errores económicos, mala administración o crisis
alimentaria. Cuando el estómago de nuestro hijo de unos 8 o 9 años le empieza a
gruñir no se le puede satisfacer su hambre con explicaciones macroeconómicas y
menos con los chapuceros argumentos del régimen.
Cuando la tensión se le dispara a un paciente hipertenso o los
niveles de azúcar a un diabético no se solventa el problema acudiendo a
encender el televisor para escuchar las excusas o aseveraciones triviales del
régimen de Nicolás Maduro.
No hay comida en ninguna parte |
Cuando un paciente de
alguna enfermedad muere porque no se consiguen tratamientos y en los hospitales
públicos no hay ni curitas y menos algodón, no podemos encontrar explicaciones
sobre esta tragedia.
“Después de ojo saca’o
no vale Santa Lucía”, cuando el cuerpo no aguanta más el desenlace es el menos
indicado, y no solo me refiero al humano, sino al cuerpo de la sociedad, esa
que se encuentra estoicamente soportando los sinsabores de la crisis, pero
¿hasta cuándo?
Apreciado lector, cómo
le dirá mañana a sus hijos que no tenemos país, porque usted no quiso actuar
hoy, porque usted se dejó ganar por el desinterés y el desdén, porque usted fue
víctima de la apatía.
Hoy estamos más cerca
del cambio profundo que iniciamos con nuestro voto el pasado 6 de diciembre. No
desmayemos, sigamos luchando por Venezuela.
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