Cogito ergo sum (Puerto
La Cruz)-. Los
Ofitas eran una de las tantas ramificaciones de los gnósticos que veneraban a
las serpientes, porque según sus concepciones y creencias basadas en la “Creación”
y en el “Jardín del Edén”, éste animal logró vencer a Dios.
En las celebraciones litúrgicas
de esta secta se glorificaba al animal y se ataca a la imagen de Jesús de Nazaret.
Como toda religión falsa, los ofitas cayeron en el olvido y fueron derrotados
por el avance arrollador de la fe verdadera, es decir, por la cristiandad.
Hoy a casi 2000 años de
la existencia de esta tendencia dentro de las variopintas expresiones gnósticas,
podemos decir que han emergido una nueva clase de ofitas, unos que se hacen llamar
socialistas.
Así como los ofitas del
siglo I y II se arrodillaban y ensalzaban a la serpiente al aseverar que Dios había perdido ante el animal, de esa misma forma, prácticamente blasfema, hoy
quienes defienden al socialismo glorifican la escasez, el caos y la miseria
porque según creen este es el camino para vencer la voluntad de progreso y
prosperidad que habita en el ser humano.
Para el neo-ofita
devenido en político es preferible la escasez, el hambre del pueblo, la
anarquía generalizada y profundizada ante la libertad del pueblo, que la real
libre determinación de los ciudadanos para elegir su propio bienestar.
Para el neo-ofita, encabezado por Maduro, es mejor la destrucción
de la economía, el aniquilamiento social del pueblo, ante ceder frente a las
presiones de una colectividad quiere cambio.
Cual sacerdotes ofitas
se aparecen delante de la nación hombres como Nicolás Maduro y Diosdado
Cabello, quienes en vez de venerar a Dios prefieren hacerle culto a la
serpiente. Ellos a través de sus prácticas políticas y económicas han condenado
a la nación a padecer la crisis más aguda que se haya vivido en este país.
La negación del bien y
de la verdad es una constante tanto en los ofitas originarios como entre los
nuevos paladines de las creencias falsas y erráticas. Para los monjes ofitas
actuales la construcción de la “deidad” del Parlamento Comunal es simplemente
una vía para escapar ante la realidad irrefutable de la existencia de una nueva
Asamblea Nacional.
Así como ayer los ofitas
fueron derrotados por el crecimiento de la cristiandad, de esa misma forma los
neo-ofitas revolucionarios caerán ante el paso indetenible del cambio.
Pero, ¿cómo evitar que
las creencias falsas prosigan y prosperen? ¿Cómo detener el nacimiento de
rumores atemorizantes entre la sociedad? Será solo mediante la tarea misionera
de quienes hoy están llamados a ser las voces de la Unidad y del Cambio lo que
evitarán la propagación de creencias insanas.
La nueva Asamblea
Nacional, integrada mayoritariamente por las fuerzas del cambio, tiene el deber
fundamental de promover acciones que paralicen el crecimiento del mal y que
enrumben a la nación hacia mejores caminos que recorrer.
Siempre en la historia
de la humanidad encontraremos a personas que opten por el mal, así hemos visto
que han surgido pensamientos atroces como el nazismo alemán y el comunismo
internacional. Hoy los venezolanos tienen y deben que derrotar una de estas
increencias, uno de estos ídolos falsos, el “socialismo del siglo XXI”.
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