Cogito ergo sum-.
Un buen amigo hace unos días me
abordó y me dijo “por qué no escribes un artículo donde plantees las razones
por la cual el régimen se desplomó más rápidamente con Maduro al frente”.
Semejante petición
inmediatamente despertó en mí la curiosidad analítica del periodista. Me senté
a reflexionar sobre el tema y llegué a una serie de conclusiones que les dejo a
continuación.
Maduro carece de
capacidad política. Tal vez llegó a la presidencia de la república por suerte o
por ser un factor que jugaba a intereses superiores a él y a la inmensa mayoría
de los venezolanos.
No sé qué le permitió
escalar hasta la Quinta de Misia Jacinta, pero está allí y ha demostrado con
hechos que ese puesto es “mucho camisón pa’ petra”.
En Nicolás Maduro está
ausente eso que los analistas de comunicación política y marketing electoral
llaman “Ángel”, él definitivamente no posee vena para político, debido a que no
inspira simpatía y mucho menos respeto.
Existen dirigente
políticos hábiles para “enamorar” a los electores y otros que infunden una
veneración intelectual que termina en un “sumo respeto”. Nicolás carece de
ambas características.
Su poca formación no
sólo académica sino política lo ha llevado a agudizar la crisis económica que
data de mucho más allá a su llegada al Palacio de Miraflores.
A pesar de haber sido
canciller de la nación el señor Presidente de la República ha evidenciado sus
costuras en el campo diplomático, porque una cosa es ser el enviado de Chávez y
otra muy distinta es ser el que envía a fulano de tal.
Para Maduro la economía
nacional no obedece a pragmatismos políticos y económicos sino que obedece a
delineamientos ideológicos y de una
ideología que ha fracasado en todos los rincones del mundo.
Su llamado a la
“radicalización de la revolución” es simplemente una demostración de su
alejamiento de la realidad del país y su divorcio de lo que está pasando en la
calle.
Maduro no es líder, y
mucho menos es un gerente. Es demostrable a través de los hechos que el actual
Jefe de Estado no sabe “ponerle orden a la pea” a su propio Tren Ejecutivo el
cual acciona como mejor le parece a cada ministro.
Ningún proyecto, ya sea
bueno o malo, puede seguir adelante sin conducción seria y a esto que llamando
Socialismo del Siglo XXI le falta un piloto, porque el barco se encuentra a la
deriva.
Y lo más lamentable, es
que el modelo naufrague llevándose consigo a millones de venezolanos en una marcha
demencial hacia el abismo social y económico.
La crisis de
desabastecimiento de alimentos, la inflación desmedida, el desastre de la
política cambiaria, el disenso cada vez más marcado entre altos funcionarios
del Hugo Chávez con la figura de Nicolás Maduro, y la emergencia social que se
padece en todos los rincones de la nación, es el resultado caótico de un
gobernante que no gobierna.
Sí, Nicolás Maduro no
dirige él trata de mandar y lo hace mal. Nicolás no gobierna sino que intenta
tiranizar. Maduro no trabaja sino que se vanagloria en el hecho de haber
alcanzado una posición que nunca imaginó y que en otros tiempos jamás hubiese
alcanzado.
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