Cogito ergo sum-.
Existen dos tipos de dirigentes
en el escenario político venezolano aquellos que son, es decir están
comprometidos con la democracia del
país, aquellos que defienden los sueños de la mayoría de venezolanos y que dan
la cara, y los otros que solamente aparentan todo lo anteriormente dicho.
Existen personas
brillantes y otras que simplemente hacen
esfuerzos sobrehumanos para dar una ilusión, siempre engañosa, de una
intelectualidad que no poseen.
Otros quieren dejar ver
que son infinitamente trabajadores, cuando en verdad son diametralmente lo
opuesto.
En cambio existen
dirigentes que sí son inteligentes, trabajadores, y comprometidos con los
anhelos de la ciudadanía.
Nosotros, como
ciudadanos, tenemos que abrir muy bien los ojos. Tenemos la perentoria necesidad
de aprender a diferenciar a unos de otros.
Por ejemplo, por allí ya
aparecen varios de los precandidatos de la oposición, de esos que se medirán en
las primarias próximas, aseverando por las redes sociales y en sus apariciones
por la prensa, radio y televisión, que son los “candidatos de los presos
políticos”.
Es curiosa esta
afirmación sobre todo en uno de ellos que no estuvo en los momentos críticos de
la oposición, que no enfrentó los vaivenes de las últimas circunstancias y se
inventó una amenaza para escurrirle el bulto al momento aciago.
Ante este tipo de
acciones debemos estar atentos.
Les comentaré, he sido
un duro crítico del gobernador Henry Falcón, debido a sus posiciones ambiguas,
por su “comeflorismo” ante el oficialismo.
En ocasiones algunos
amigos me ponderaron de “riguroso” por mis razonados comentarios sobre la
sospechosa actitud de Falcón; a raíz de sus últimas declaraciones donde éste prácticamente
apoya al Gobierno en su afán vacío de recolección de firmas por el decreto de los
EEUU, para mí cualquier duda quedó disipada.
Su inconsistencia respondía a su naturaleza “guabinosa”. Hoy Falcón no
puede ser para ninguno de los demócratas de este país una persona de confianza,
e inclusive sus acciones parecieran lucir más próximas a un Arias Cárdenas que a uno de los bregadores de la oposición,
como por ejemplo Enrique Mendoza.
Lo cierto, apreciados
lectores, es que tenemos que medir muy bien en lo que transmiten y hacen
nuestros candidatos.
Una cosa es el ser y
otra, muy distintas es el aparentar. Tenemos que ser consecuentes con aquellos
que han luchado por la refundación de la república, con aquellos que han dejado
“el cuero” por Venezuela y su libertad.
Aupar a los que
aparentan es como dejar que un Henry Falcón, que aparenta ser de oposición o de
la Alternativa Democrática, se convierta en el líder de quienes anhelamos una
transformación total del sistema que hoy nos gobierna.
Una cosa, estimadísimo
lector, es ser candidato de los presos políticos y otra muy distinta es ser un
preso político, como es el caso del joven dirigente estudiantil y actual
víctima del régimen, Gerardo Resplandor, que por defender los sueños de
libertad de cada uno de nosotros se encuentra en los calabozos del Sebin.
Por esto les reitero,
una cosa es ser, en este caso un preso político como Resplandor, y otra muy
distinta es aparentar ser candidato de los presos políticos.
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