Cogito
ergo sum-. Se
cumple un año del encarcelamiento del líder del partido Voluntad Popular,
Leopoldo López, y hoy más que nunca se ha mostrado ante el mundo la faz
autoritaria, violadora de Derechos Humanos y mezquina del régimen que en este
momento desgobierna a Venezuela.
Hace
365 días el país, y el mundo entero, veía con asombro como desde Miraflores se
ordenaba disparar, reprimir, golpear y vejar a miles de estudiantes que
cívicamente tomaron las calles de la nación en clara oposición a un sistema de
gobierno que caducó.
El
envejecimiento del socialismo ha sido acelerado, por esa razón miles de
venezolanos salieron de sus casas a manifestar el rechazo social hacia quienes
están conduciendo los destinos patrios.
La
juventud salió a demostrar el repudio nacional en contra de una jefatura que
está llevando a Venezuela al más profundo de los abismos político.
Hace
un año miles de jóvenes emprendieron la salida de un régimen que desde hace
mucho dejó de ser popular y su único basamento se encuentra en la represión y en
un recuerdo que tratan de trasformar en una blasfema religión de Estado.
Estamos
a un año de aquellas calles repletas de banderas tricolores, desbordantes de
juventud, de fe y esperanza. Estamos a un año de aquellos sucesos que
evidenciaron que las nuevas generaciones de venezolanos rechazan abiertamente a
una gestión que ha empobrecido a millones de ciudadanos sólo para satisfacer
las pretensiones hegemónicas de un puñado de sectarios rojos.
Leopoldo
López, Daniel Ceballos, los estudiantes como Gerardo Respaldar, siguen
detenidos por simplemente opinar, por manifestar abiertamente y sin tapujo sus
ideas y conceptos sobre la libertad y la democracia.
No
obstante no son simplemente ellos, tanto estudiantes como dirigentes, los que
se encuentran bajo el terror del encarcelamiento injusto y de la tortura sino
que todos los ciudadanos de este país estamos sufriendo los embates de un
régimen de opresión y tiranía.
Millones
de venezolanos estamos padeciendo el confinamiento en nuestros hogares debido a
una delincuencia desatada y amparada por los órganos de seguridad de un Estado
cada vez más corrompido y corruptor; somos centenas de miles de ciudadanos que
somos torturados cotidianamente a través de la escasez, el desabastecimiento y
el desempleo.
Cuando
llegamos a 12 meses de los heroicos y hasta mártires días de las
manifestaciones que solicitaban una salida pacífica y constitucional a la
crisis de gobernabilidad que vivía Venezuela, podemos estar seguros que en el
país cada día hay más venezolanos dispuestos a entregarlo todo por el rescate y
reconstrucción nacional.
Mis
palabras solamente buscan rememorar esos “idus” que sobreviven en cada
uno de los amantes de la democracia, que está firme y palpitando en el corazón
de decenas de estudiantes que encontrándose en sus aulas de clases siguen convencidos
que la acción es indispensable para convertir el pensamiento, el sueño de la
nueva Venezuela, en realidad.
¡Vamos
venezolanos, vamos que el futuro se construye hoy!
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