martes, 5 de agosto de 2014

La Cruz del “Puerto”

Cogito ergo sum-. Han sido terribles las informaciones de episodios violentos en Puerto La Cruz. Ha sido tristemente reseñado por los distintos medios de comunicación como la inseguridad se apoderó de las calles del municipio Juan Antonio Sotillo.

La Cruz es un símbolo del sagrado sacrificio del Hijo de Dios para con todos nosotros, aunque además es percibida como un peso que en ocasiones llevamos con dolencias, preocupaciones y angustias humanas.

Cristo en su bondad lleva las cruces de todos los seres humanos, de aquellos que creen como de otros que no lo hacen; lo cierto es que la Cruz es un sello para nosotros los portocruzanos que nacimos en esta bella ciudad oriental.

A pesar de todo esto tenemos que afirmar que nuestro municipio está cargando varias pesadas cruces, las cuales tenemos que soportar en los sectores más desposeídos y en la clase media, que se encuentra desamparada al igual que todos los habitantes del municipio.

Una de las cruces que soportamos en el “Puerto” es la inseguridad que día a día cobra más vidas de hijos de este suelo; es increíble como la delincuencia se adueñó de nuestras calles mientras los encargados de darnos seguridad simplemente se hacen los desentendidos.

Otra de las cruces que pesa sobre la humanidad de cada porteño es la ineficiencia de unas autoridades locales que han demostrado en un reto de ¿quién lo hace peor? sus enormes cualidades de incapacidad.

Si Nelson Moreno dejó mucho que desear en su gestión, sería mezquino de nuestra parte negarle el combate sostenido que comandó en contra de la delincuencia dentro de Puerto La Cruz, nosotros, en nuestra calidad de reporteros de aquellos días presenciamos episodios de su guerra contra la delincuencia, no obstante sus antecesores y compañeros de partido han sido cómplices por omisión de este flagelo.

Stalin Fuentes y ahora Magglio Ordóñez evidencian que no saben cómo garantizarles a los ciudadanos la vida.

Pero las cruces no terminan allí, los malos servicios públicos, la anarquía en el centro de Puerto La Cruz, la carencia de políticas coherente de urbanismo local, son algunas de esas muchas  cruces que tenemos que llevar los portocruzanos por culpa de quienes han ostentado el poder.

Pero el camino del calvario termina en la redención, es decir, los muchos sufrimientos que como sociedad, que como municipio, hemos padecido tendrán al final la recompensa de un futuro mejor, porque en lo personal creo que Puerto La Cruz y Venezuela entera tiene un mañana y para lograrlo solo falta que todos nosotros tomemos la decisión firme de cambiar.

Es el momento de actuar, los portocruzanos e igual que cada uno de los anzoatiguenses tenemos que reclamarles a los malos alcaldes que hoy nos gobiernen que trabajen o se aparten porque la grandeza espera por este pueblo.
La cruz que llevamos a cuesta no tiene nada que ver con la Cruz bendita que nos enseña el camino de la fe, de la lucha, del trabajo, del bienestar y del bien común.

Los portocruzanos tenemos que entender que el mañana se forja en el presente y que cada uno de nosotros es indispensable para lograr la meta de una mañana lleno de desarrollo para todos.


La Cruz sigue en el Paseo Colón, la Cruz está allí recordándonos siempre que las cruces que la desdicha coloca en nuestro camino ni son tan grande ni pesan tanto, porque juntos podemos llevarlas y crecer como seres humanos y como sociedad. 

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