Cogito ergo sum-. Los invito en las siguientes líneas a analizar
brevemente el discurso político de los principales actores de la vida pública
venezolana con el propósito de saber qué hay detrás de las palabras y las
orientaciones estratégicas de cada una de sus aseveraciones.
Vamos a tratar el tema del debate
oficialista en el marco de la polémica carta del ex ministro de planificación,
Jorge Giordani, y los consecuentes ecos, tanto positivos como negativos, de
esta misiva que se convirtió en viral en las redes sociales y a la vez sísmicas
en el ámbito socio-político.
La carta aunque usted no lo crea
tuvo un preámbulo. Luego de la salida abrupta de Luis Chataing, ex presentador
de la televisora Televen, la directora del periódico Correo del Orinoco,
Vanessa Davies, la llamada periodista favorita de Hugo Chávez, declaró que se
solidarizaba con el comunicador y rechazó, óigase bien, la censura en los
distintos medios de comunicación.
¿Qué hace una de las
ultra-revolucionarias apoyando a un crítico al régimen? Su posición causó, en
propios y extraños, una gran extrañeza.
En breve surge “esa carta desgraciada”, como diría
Gualberto Ibarreto, denunciando un vacío de poder en Miraflores y los
constantes yerros en la conducción
económica del país.
¿Qué hace el economista favorito
de Hugo Chávez arremetiendo en contra de Nicolás Maduro llamándolo incapaz?
Sencillamente la opinión pública
ha pensado, lo que cualquiera hubiera hecho, que el oficialismo se desmorona,
hasta los más duros y cercanos colaboradores del ex presidente Chávez se abren dejando
solo a Nicolás.
Después el ex alcalde de Caracas,
Freddy Bernal, lanza su estocada al aseverar que “el Psuv no ha sido instrumento de cambio social para el pueblo”. Ya
no hay duda algo está pasando en el Palacio de Miraflores.
Recientemente leíamos por los
medios de comunicación impresos y digitales que la llamada Coordinadora Simón
Bolívar, un colectivo que hace vida en el populoso y emblemático sector del 23
de Enero de Caracas, salió de su mutismo para respaldar a Giordani y acusar los
actos de “corrupción que persisten en el
Gobierno”.
¿Qué se lee ante estas
aseveraciones? Primero que existen tendencias dentro del régimen que no se
sienten cómodos con la dirección del sistema madurista, segundo la carencia de
cohesión política entre los factores que pululan alrededor del régimen.
Significa que existe un grupo de
oficialistas que creen que Nicolás está acabando con lo que llaman la
revolución, que no controla el país y es el culpable de la inestabilidad
evidente del sistema actual.
Además Giordani ataca el ámbito
económico, mientras que Bernal, la coordinadora Simón Bolívar e inclusive
Vanessa Davies se posicionan del flanco político, lo que demuestra el
debilitamiento total del “poder” de Maduro en la conducción de la nación.
Desde adentro están debilitando a
quien califican de “traidor”, porque es claro observar que el lado más radical,
de lo que solíamos llamar chavismo, se separa de la dirección del Gobierno y
empieza a carcomer los cimientos de éste.
Por otro lado, en medio de la
vorágine, Diosdado Cabello asegura que “mi
única tendencia es el chavismo completo”, lo que representa un duro golpe
para Nicolás, debido a que se erige asimismo como el unificador de los
revolucionario, responsabiliza a Maduro de la división del Gobierno, consolida
su imagen de líder interno del partido y critica a Giordani diciendo que “si me tocara irme, me iría en silencio” con
lo cual también deja asentado sus principios de lealtad con el “proceso”.
Y ante todo esto la respuesta de
Nicolás ha sido torpe, le recrimina a Giordani su carta, olvidándose que fue un
cercano colaborador de su antecesor y menospreciando el impacto de Davies y sus
declaraciones en las bases oficialistas.
Twitter: @ jdsolorzano
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