Cogito ergo sum-. ¡Escuchen! Hagan silencio por un breve momento y
así lo oirán clarito, como si no hubiesen pasado más de 200 años.
Simón Bolívar |
En aquella reunión de la Sociedad
o Junta Patriótica en Caracas, cuando se discutía sobre la independencia o el
apoyo a los reclamos de Fernando VII a la Corona del Imperio Español, cuando
algunos eran partidarios a pasos más timoratos y controlados por la calma, un
joven dijo:
“Que los grandes proyectos deben prepararse en calma. 300 años de calma,
¿no bastan? La Junta Patriótica respeta como debe, al Congreso de la Nación,
pero el Congreso debe oír a la Junta Patriótica, centro de luces de todos los
intereses revolucionarios. Pongamos sin temor la piedra fundamental de la
libertad sudamericana, vacilar es perdernos”. Simón Bolívar.
Tal vez no necesitamos recordar
mucho para imaginarnos esta escena. Hoy, en la Venezuela ya sumergida en los
andares rumbo a la segunda década del siglo XXI, estamos viviendo una realidad
semejante a la vivida en aquellos “idus”.
Tenemos a nuestros Juan Germán
Roscio y Francisco Isnardi clamando por salidas más apaciguadas, menos
traumáticas e inclusive diplomáticas y por el otro tenemos a nuestros
apasionados representantes de los grandes movimientos.
Puede ser, y solo es una
lucubración, que la salida de
aquellos tiempos sea la misma que se abre como las alamedas frente a cada uno
de los venezolanos del presente.
Venezuela hoy está, no entre dos
aguas como hemos vivido en los últimos 15 años, sino que estamos en el centro
de cuatro vertientes que juegan en medio de la vorágine desatada.
Por un lado la posición de acción
de Leopoldo López, que al entregarse a unas autoridades ilegítimas se nos
muestra como un líder desinteresado, y junto a María Corina Machado y Antonio
Ledezma encarnan la corriente que se mueve en búsqueda de un cambio constitucionalmente
efectivo y rápido. En la otra acera encontramos a un Henrique Capriles, quien
con pies de plomo prefiere la clama de Roscio e Isnardi.
Leopoldo instantes antes de entregarse |
Amén a las dos caras opositoras,
el régimen también nuestra sus rostros. Puertas adentro en Miraflores vive la Hidra de Lerna, serpiente mitológica de
dos cabezas, por un lado Nicolás con la influencia habanera y fidelista y por
otro un Diosdado Cabello que mueve las piezas
con el cuidado de un maestro ajedrecista.
¿Exagero? No para nada: ¿Qué hace
Nicolás aseverando, como lo hizo, que existen conspiradores dentro del Gobierno?
Y ¿Por qué después de semejante señalamiento Diosdado salió de su mutismo?
Usted responda, por favor.
En otra ocasión podremos analizar
el discurso de ambos bloques y del cuarteto de posiciones para encontrar en
ellos los vestigios de sus razonamientos, siempre ocultos bajo la comunicación
política.
¡Lo cierto es que estamos entre
rebeldes y colaboracionistas!
La rebeldía de los estudiantes es
notoria y justificada debido a que el Gobierno día a día trata de silenciar al
pueblo y encapsularlo en una olla de presión sin válvula de escape. ¿Serán
algunos opositores como los colaboracionistas franceses que desde la República
de Vichy apoyaron a la invasión Nazi? Es el momento de decidir, o por lo menos
desde este lado de Venezuela, entre quienes soñamos con una nación próspera y
de libertad.
Para finalizar quisiera recordar,
como posdata, este fragmento del discurso de José A. Primo que dice:
Juventud en la calle |
“Se nos acusa de que somos jóvenes. Dicen que no se pueden arreglar las
cosas con el entusiasmo de unos pocos, pero yo os digo si nuestros entusiasmo
se desborda arrastrará con él a todos aquellos que amparados en sus años y
experiencia pretenden hipotecar el mañana, un mañana que nos pertenece”
¡Qué tan cierto y oportuno! … Vigente,
cuando algunos tratan de desestimar un movimiento que no controlan y que no
deben controlar: EL MOVIMIENTO
ESTUDIANTIL.
Twitter: @jdsolorzano