Cogito ergo sum-. Algunas de
las voces más parlanchinas del oficialismo se ufanan en decir que ellos “sí”
tienen un proyecto político, a la vez que antes decían que ellos “sí” tenían un
líder. A esas aseveraciones tenemos que responderle que ahora ellos no tienen
líder y su proyecto está agotado, mientras que de este lado de la acera sí
tenemos un líder y la discusión activa y plural de las propuestas para sacar al
país del agujero en el cual ellos lo sumergieron.
En Venezuela se está padeciendo
los agudos golpes de una realidad poco alentadora, el llamado socialismo del
siglo XXI ha llevado a la nación a vivir una etapa donde poseer varios kilos de harina precocida te
convierte en un potentado.
La propuesta que se ha venido
ejecutando a lo largo de los últimos 14 años es raquítica desde el punto de
vista de resultados, hoy somos un país hipotecado a los asiáticos, somos una
nación que echó por la borda miles de millones de dólares, los cuales no se ven
en las calles rotas, las industrias desérticas y el hambre de una población que
pasa mucho trabajo.
Ante toda esta crisis real, que
vivimos, que sentimos y vemos todos los días, deben surgir soluciones
inmediatas que permitan en primer orden paliar la situación para después aplicar
los correctivos definitivos.
Esto nos lleva a exponer
brevemente en estas líneas la visión humanista de la caridad como modelo de
acción social y política; es a través de la creación de las herramientas societarias lo que nos permitirá desarrollar
un modelo de trabajo y de resultados que abrirán las alamedas de la historia
rumbo a caminos despegados del progreso.
El debate sobre la Venezuela que
viene no puede estar barnizado con complejos y prototipos, debe abrirse paso en
medio de la vegetación tupida de los criterios establecidos y basándose en los
grandes pensadores filosóficos dar a luz una concepción de país incluyente,
solidaria, humana y realmente participativa.
¿Cómo plantear la teoría en un
esquema realizable? ¿Cómo llevar las letras a la acción concreta? Es la
actuación, la proposición lo que nos falicitará lograr los objetivos
preestablecidos. Dícese que todos los ciudadanos, deben abandonar la cultura
del ostracismo y tomar las riendas del presente y futuro en su propio ambiente.
Para ser más claro, por ejemplo
en Puerto La Cruz que próximamente, Dios mediante y con el favor de todos los
portocruzanos, enrumbará su propio destino hacia otros caminos de prosperidad
con Marcos Figueroa a la cabeza, puede desarrollar en sus límites los cambios
necesarios en diferentes ópticas que permitan la humanización y la ubicación
del hombre como eje y centro de la sociedad.
Se debe fomentar acciones como la descentralización municipal permitiéndole a
zonas como el eje San Diego-El Rincón, zona de expansión, una re-concepción de
su crecimiento y atacándole así las enormes fallas estructurales y vicios
anarquizantes que hoy pesan sobre esta área municipal.
Además se puede abordar con
diligente efectividad programas como el que denomino Puerto Vida que no es más que la fomentación de mejoras integrales
de los servicios públicos como el aseo urbano y la solución a tragedias
históricas como la carencia de cloacas en comunidades como Colinas de Valle
Verde.
Entre muchas cosas más.
En Twitter: @jdsolorzano
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