jueves, 16 de mayo de 2013

Arqueólogos de la política


Cogito ergo sum-. La historia es la suma de hechos políticos vistos desde el cristal del tiempo; lo que hoy son decisiones políticas mañana serán simples episodios que formaran parte de las cadenas narrativas, reflexionadas y explicadas, de los eruditos del pasado, por eso, los historiadores se basarán siempre en los testimonios y relatos de los cronistas del presente, es decir, de los periodistas.

Pero lo sorprendente es que en Venezuela pudieran muchos ciudadanos destinar hoy sus esfuerzos y estudios hacia la "arqueología política", entiéndase como el estudio científico de despojos, recuerdos, entierros, y reliquias de factores partidistas y personajes que alguna vez fueron presente, pero del que ya ni el recuerdo queda.

Los arqueólogos políticos tendrían mucho más trabajo aquí que aquellos profesionales de las excavaciones históricas de Egipto, Iraq, Roma, e Inglaterra, porque aquí no nos quedaríamos sólo en buscar los nexos, por ejemplo, de los Faraones con los reyes de Babilonia, ni los lazos históricos y culturales de los anglo con los britanos, porque aquí buscaríamos los restos de la izquierda obsoleta de los años 60 en los ministerios del gobierno y los fósiles insepultos de dirigentes "enblanquecidos" por su moho ancestral.

En Venezuela la arqueología se haría en los partidos políticos que se niegan a renovar su dirigencia, en los cultos paganos del partido de Gobierno, que lucen idénticos a aquellas sectas adoradoras de dioses o ídolos con formas de buey; aquí la labor arqueológica sería de otro nivel, ¿qué excavador del mundo pudiera tener la oportunidad de hablar con una momia como José Vicente Rangel?... ¡Ven, que aquí el trabajo es distinto, arqueología del tercer tipo!

También los profesionales de esta área podrán analizar, reflexionar e investigar el misterio de cómo la cultura del chavismo involucionó, sí el término es correcto porque en este caso no es evolucionar, tal vez aplicaría mutó pero jamás el de avanzó, hasta convertirse en esa sub-especie del madurismo; nada más este tema amerita decenas de miles de tesis, doctorados y estudios, porque juzgo el asunto complicado y casi imposible de descifrar.

Pero no crean que nuestros "arqueólogos políticos" sólo estarían centrados en trabajar con el pasado que se niega a morir o con el presente que retrocede en su evolución, dejando en ridículo las teorías de Darwin, sino que pudiera centrarse en observar como un candidato cava su propia muerte, caso que podemos ver entre las acuarelas anaranjadas de Guanta, donde un aspirante escribe, cual García Márquez, la crónica de su derrota anunciada.
¡Entonces!, ¿qué esperas?, ve pensando en la idea de convertirte en un arqueólogo a lo venezolano, tal vez entre tanto pico y pala, y lotes de tierra colocada de un lado a otro, te encuentres con un entierro, no de esos que se veían antes de morocotas y doblones españoles, sino de algo más valioso, por ejemplo, un kilo de Harina Pan o un paquete de papel higiénico, ¡ves, no sólo te traería, esta labor, beneficios profesionales, sino que hasta te llenaría de riquezas invaluables como estas!

Entre los cadáveres políticos que dan discursos, entre candidatos que huelen a formol político y los cultos milenarios afro-cubanos, nuestros arqueólogos criollos harían una fortuna, sus hallazgos sería comprados en dólares, euros y libras esterlinas por los museos de Londres, Paris, Nueva York, y de todas partes del mundo. ¡A estudiar, a estudiar!



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