Cogito ergo sum-. He leído desde hace algunos días innumerables
aseveraciones donde ponderan al gobierno del ilegítimo de “fascista”, sin lugar
a dudas esta lucha de atribuciones de lado y lado, donde cada uno de los
actores políticos se acusan de representantes tropicales del fascismo, es
producto de los rasgos izquierdistas de ambas aceras del escenario partidista
nacional.
Acusar de fascismo a Capriles,
como lo han manifestados los voceros del régimen, es una ridiculez de estos
señores que no encuentran la manera de tratar de menoscabar la imagen política
que ha conquistado el actual líder de la alternativa democrática, pero a su vez
es erróneo, a mi parecer, que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) le endilgue
este calificativo al “desgobierno” de Maduro, por su carácter de inexactitud.
Ustedes se preguntarán ¿por qué
este señor, asegura que el régimen de Maduro no es fascista?, les responderé lo
mejor que pueda en el uso de mis humildes esfuerzos y vagos conocimientos sobre
el área, no podemos decirle a esto que nos dirige desde Miraflores Fascismo tan
sólo por el hecho de la persecución y la intimidación que desata, no se puede
acusar de fascismo a un régimen tan sólo porque emprende una cacería de brujas
en contra de la disidencia, ahora les interrogo a ustedes ¿es acaso estas
actitudes posiciones exclusivas del fascismo?, ¿el comunismo, el socialismo
totalitario, está ajeno de estas actitudes antidemocráticas?
Bueno mis apreciadísimos lectores
este régimen no tiene nada que ver con el fascismo, más allá de las coincidencias
represivas de algunas acciones, este sistema de gobierno posee su
caracterización más fiel en el comunismo, pero entendido en la visión más
autoritaria y cruel, vista desde la óptica del stalinismo, el fidelismo, y
enmarcado en una alta dosis de maoísmo y en el ejemplo de Tito Broz, en la
extinta Yugoslavia.
Maduro no es fascista, es un
simple y llano comunista; Fidel Castro y menos Raúl no hubiesen auspiciado como
“presidente” de Venezuela a un fascista, ¡jamás lo hubiesen permitido!, por el
contrario ellos deseaban, y lo lograron, tener postrado en la silla del Palacio
de Miraflores a un discípulo suyo, a un neo-comunista, que se apoye en su
manera de ver el mundo y que ponga “rodilla en tierra”, o tal vez arrodillado,
todos sus intereses primero que cualquier otra cosa en el mundo.
Les recuerdo a mis amables amigos
que aún aseguran que el espurio es fascista, que el fascismo italiano, español,
alemán, ucraniano, y paremos de contar, es ultranacionalista, rayando en el
chauvinismo, y como nos hemos percatado en el discurso del usurpador a él le
interesa más cantar el himno de Cuba que entonar el memorable “Gloria al Bravo
Pueblo” venezolano; pues estimados lectores acusar de fascista a esta camarilla
de tramposos es insultar al mismísimo fascismo. ¡Mussolini debe estar
revolcándose en su tumba!
También es oportuno hacerme eco
de una aseveración que leí en el Twitter con razón a la calificación que se
hizo de un connotado dirigente del gobierno como el “Pedro Estrada del siglo
XXI”, aquella usuaria de la red social tuiteaba que “no lo comparen, Estrada era vil pero también era un
caballero. El de ahora es solamente vil”, con lo cual debo coincidir. A pesar
de los incontables desafueros de aquél no tiene parangón de ningún tipo con el
objeto de la comparación, el de la actualidad es un simple acosador político
nada más ¡sin gloria, pero con mucha pena!
Ya explicado someramente, por
razones de espacio, mi punto de vista, les reitero que este gobierno no es
fascista, es un mero régimen castro-comunista, claro mucho más básico, simple,
sinsabor e incoloro que el fidelismo que viene azotando a la isla de Cuba por
décadas.
Salud y bendiciones para
todos.
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