Cogito ergo sum-. Los venezolanos nos parecemos mucho a Odiseo,
porque sencillamente tenemos que realizar miles de travesías y sobreponernos a
innumerables desasosiegos producto de los errores que hemos cometido a lo largo
de nuestra existencia como pueblo.
Así como Odiseo que se ufanó de
ser el perpetrador de la ceguera del Cíclope hijo de Poseidón, ocasionándole a
éste gran cólera, y como su tripulación de aqueos (itacenses) fueron los
responsables de otra condena, pero esta vez del dios Sol por haberles comido su
ganado, de esa misma manera los venezolanos hemos cometidos imprudencias que
nos han llevado a esta triste realidad que nos agobian sin cesar, decisiones como
la elección de un demagogo como Jefe de Estado, y las constantes discrepancias
de la oposición democrática y la carencia de civismo activo son instrumentos de
un corazón lleno de impulsividad.
Hoy nuestro país se encuentra
como aquel héroe griego mitológico,
quien tuvo que atravesar un estrecho entre dos monstruos de sangriento
oficio y de nula compasión. Venezuela se encuentra entre Escila y Caribdis, y
para sobrevivir tiene que escoger al peor de los males para sobrevivir.
Por un lado tenemos a Escila una
condenada ninfa que mutada en grotesco animal amenazó a todos los transeúntes
del mar, con lo que podemos identificar a la oposición venezolana de cómo
aquella fiera ancestral posee un cuerpo humano, pero dominado por seis cabezas
de perros que conforman su anatomía, justo como pareciese que muta la Mesa de
la Unidad Democrática (MUD), es decir, un cuerpo corroído del cual se
desprenden tendencias políticas que controlan el espíritu de aquél.
Mientras en la otra orilla acecha
Caribdis una ninfa que inundó a la tierra para engrandecer los dominios de su
padre Poseidón, siendo condenada por Zeus a vivir como bestia y a tragar tres
veces al día las aguas del océano e igual veces regresarlas creando peligrosos
remolinos destructores de naves y de hombres;
aquí identificamos claramente al Gobierno ese que fue una ilusión para
millones de venezolanos que confiaron en aquellas promesas de encantadores de
serpientes, pero que su máximo representante, Hugo Chávez, actuando como
aquella ninfa al anegar el suelo, en este caso al empobrecer a nuestra nación
para satisfacer los sueños “revolucionarios” internacionalistas de Fidel
Castro, fue convertido en un monstruo que produce torbellinos y si el pueblo
venezolano continúa a su lado lo más seguro es que todos zozobremos a causa de
las bocanadas del chavismo que cada vez traga más agua (vida, bienestar,
tranquilidad) y nos regresa turbias realidades (pobreza, división, odio, etc.).
Odiseo prefirió, al verse
atrapado por Escila y Caribdis como se lo predigo Circe, inclinarse hacia
Escila y perder seis de sus valientes acompañantes y no permitir que su
embarcación se la tragase aquel remolino causado por el hambriento placer de
Caribdis; pareciera que a los venezolanos no le queda otra alternativa que
imitar al “acechador de ciudades” e inclinarnos hacia Escila, hacia la
oposición, a pesar de los errores que estos han cometido y por encima de las
dificultades que han atravesado, porque sería una locura irse hacia el Gobierno
y su arrastre hacia el fondo.
Estas son las opciones que
tenemos, a menos que tengamos la suerte
que corrieron los argonautas y podamos pasar en medio de las dos bestias
marinas, pero aquéllos lograron hacerlo gracias a la ayuda de la deidad Tetis,
pero para que nosotros lo imitamos debemos rezar y orar mucho para que Dios nos
bendiga en su infinita Misericordia y nos abra una tercera vía que nos lleve
irreductiblemente hacia una realidad diferente a la actual.
Mientras esto ocurre, y esperamos
la intervención de la Divida Providencia, Venezuela sigue estando entre Escila
y Caribdis, entre dos males increíbles de los cuales tenemos que elegir uno.
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