Opinión-. En la vida pública nacional y regional pululan por
doquier los sastres de la falsedad y las costureras de las mentiras, esos que
empleando verdades relativas procuran hilarse la vestimenta a su medida: El engaño.
Es sorprendente evaluar como a
través de los medios de comunicación estos magos del discurso político emergen
sutilmente y con tan magistral facilidad, dejando boqui-abiertos al más pintado
de los ciudadanos. Es inaudito observar como estos paladines de la indecencia inician el tejido de sus marañas de argumentos
y sus exposiciones embaucando a más de uno con sus palabras edulcoradas.
En algunos casos la mejor virtud
de un exitoso político es su aguja fina, convertida en verbo, que le ayuda a
tejer mentiras con hilos de verdad, logrando así engañar a aquellos que lo
escuchan. Sus víctimas, generalmente, son aquellos individuos que alejados de
la malicia se presentan a merced del poder de convencimiento de aquél, siendo
así presas fáciles para caer en la red tejida por la araña en cacería.
Los venezolanos no hemos
aprendido que los liderazgos salvadores son simples producto del imaginario y
no de realismos. No hemos aprendido que los encantadores de serpientes en
muchas ocasiones se disfrazan, no en pastores sino en inofensivas ovejas.
La sociedad criolla debe dejar la
ingenuidad al juzgar a sus actores políticos, debe ser aún más crítica, tiene
que ser más racional, de lo contrario está condenada a seguir repitiendo
constantemente los mismo errores, al elegir siempre a los mismos, o parecidos,
dirigentes en los puestos claves para la transformación de la nación.
Apuesto sinceramente a la madurez
política del pueblo, apuesto a varios dirigentes jóvenes de mi generación, que
aún no llegamos a los 30 años, y también confío en esa que viene detrás de nosotros; apuesto a
que muchos de los jóvenes que hoy, algunos a través del activismo permanente,
arduo y constante, y otros mediante el estudio de las realidades sociales,
políticas y económicas, podamos desarrollar mediante el empleo de nuestras
facultades el sistema que logre desplazar a los tejedores de mentiras,
permitiéndole así a la comunidad tomar para sí el poder de la formación de su
propio futuro.
El cambio, para bien, en
Venezuela se logrará mediante nuevos gobiernos regionales y municipales que le
den participación activa y permanente a las comunidades, que le permita a la
gente acceder a las necesidades básicas y a las soluciones de los problemas
elementales que aquejan a la sociedad.
Mientras ellos continúan tejiendo
patrañas, nosotros manufacturamos futuro, porque sin temor a equivocarnos el
porvenir de nuestra tierra está en los jóvenes, en la fe en Dios y en el pueblo
llano, que con sabiduría construye las vías para un mejor mañana.
Sé que bajo un buen gobierno en
Anzoátegui, dirigido por un líder con visión de futuro y compromiso con la
juventud, como es Antonio Barreto Sira, podremos desarrollar el potencial de
hoy convirtiéndolo así en la prosperidad de mañana, en manos de los muchachos
del presente. Así será.
No hay comentarios:
Publicar un comentario