El tema del Esequibo no debe ser abordado desde un cristal político, pues la defensa de la integridad territorial de la nación es una cuestión de Estado y debe asumirse como tal.
Aquí no se trata de quien está sentado en la silla del Palacio de Miraflores, aquí el tema es resguardar los derechos venezolanos sobre un territorio que es históricamente nuestro.
La iniciativa de la Asamblea Nacional de convocar a un referendo para que la ciudadanía tome una decisión, es una medida sana y que debe ser acompañada por todas las fuerzas vivas del Estado.
Además, debemos reconocer posiciones acertadas en el mundo de la oposición. Por ejemplo, la actitud pública asumida por el secretario general de Copei, Juan Carlos Alvarado, quien reiteró la posición venezolana sobre el Esequibo.
El candidato a presidente por la fuerza democristiano dio un paso correcto, plausible y reconocible.
El vocero de los copeyanos dejó clara la determinación de los demócratas cristianos de ponerse del lado de los sagrados intereses nacionales; actitud que no es nueva, pues debemos recordar que Copei creó una Dirección Política Estadal de la tolda verde dedicada al Esequibo.
Otro que asumió con determinación el asunto fue el candidato presidencial de la Alianza del Lápiz, Antonio Ecarri, quien con vehemencia dejó de forma contundente su opinión.
E, incluso, Ecarri le recomendó al Presidente Maduro llamar a un Consejo de Estado para que todas las fuerzas venezolanas coincidieran en la defensa de los espacios de la nación.
El partido Primero Venezuela, presidido por el diputado Luis Parra, también hizo pública su categórica decisión de cerrar filas en protección de Venezuela y sus derechos históricos sobre el Esequibo.
Ahora bien, lo que sí ha sido preocupante es el silencio (hasta el momento que redacto este artículo) de los representantes de la otra oposición, es decir, del G4 y de la Plataforma Democrática.
No he escuchado ni leído una posición firme por parte de este sector; no los he visto poniendo en su sitio a los guyaneses ni muchos menos respondiéndole al vocero del gobierno de Estado Unidos, el señor Brian, quien se puso del lado de los usurpadores del Esequibo.
Solo María Corina Machado – como siempre – es la excepción, pues ella sí expuso su opinión, defendió el interés nacional y acusó a Hugo Chávez y a Nicolás Maduro de permitir que Guyana creciera en sus ambiciones.
Aquí el país se está jugando sus derechos, y los políticos su prestigio, debido a que ningún dirigente puede decir que ama a la República de Venezuela si no lucha por ella ante la injusticia expansionista de Guyana.
Vamos todos a reclamar lo que es nuestro; el Esequibo es tan venezolano como la arepa, tan venezolano como Los Monjes, tan venezolano como el Roraima.
¡Para mí el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!
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