Cogito ergo sum-. La eterna dicotomía entre el bien y el mal,
aquella lucha interna o externa entre la claridad y la oscuridad, pareciera ser
un mantra que persigue a la humanidad hasta el sol de hoy.
El mundo está dividido entre
quienes son buenos y quienes son malos; nuestras sociedades están fragmentadas
por quienes levantan unas banderas y aquellos que enarbolan las insignias
contrarias.
Pero, ¿quién es el bueno y quién
es el malo? Solo depende del cristal por el cual se mire y del lado de la calle
en la cual estemos parados. Sin embargo, existen esteriotipos diseñados, y
dominados por la izquierda, que de inmediato categorizan y califican de forma
negativa a todo aquello que no se parezca a ellos.
Y es aquí donde pregunto ¿por qué
el fascismo el malo y el comunismo no lo es? ¿por qué las naciones europeas
vetaron a los grupos de extrema-derecha y no a los de extrema izquierda? Sin
duda, Stalin o Mao fueron culpables de muchas más muertes que Mussolini o
Hitler, no obstante jamás se habla de ello.
Se recuerdan los terribles campos
de concentración Nazis, pero no los Gulag de la extinta Unión Soviética o los
que persisten en Corea del Norte. Se recuerdan las invasiones organizadas por
los Estados Unidos, pero no las ejecutadas por los rusos.
Se habla del fracaso gringo en
Vietnam, pero ni se gasta una gota de tinta para referirse al fiasco de la
invasión soviética en Afganistán. Se critica la desigualdad social producida
por el modelo capitalista, pero se silencian las hecatombes sociales y
económicas en países socialistas o comunistas.
Se habla del bloqueo de Estados
Unidos a Cuba, pero nadie dice como la China comunista sigue pisoteando al
Tibet o como pretenden hacerle lo mismo a Taiwán. Nadie habla de las
atrocidades de la izquierda, porque pareciera que es políticamente incorrecto.
Se glorifica al feminismo, y
hasta se justifica el incendio de iglesias como las más diversas agresiones a
sectores conservadores. Se enzalsa la Ideología de Género asesinando con ello
hasta las más elementales reglas de gramática solo para satisfacer un deseo
incluyente, que solo pudiera llenar a espíritus plenamente vacíos.
Se llega hasta el punto de apoyar
a los auspiciadores y organizadores del extremismos del Islam, mientras se
burlan, atacan y minimizan al cristianismo y sobre todo a la Santa Iglesia
Católica.
Para ellos, el status quo
político en las esferas de la Organización de Naciones Unidas, la prensa y en
los entes multilaterales, la dicotomía está clara, todo lo que sea progresista
(en su concepción ideológica) es bueno, y todo aquello que representen valores
morales tradicionales, fe, nacionalismo, y honor son el "mal
opuesto".
El mundo seguirá un rato más
dividido en medio de esta lucha de buenos y malos, no obstante, la tarea de
muchos de nosotros es aclarar que no todo lo condenado por las élites
mediáticas y políticas de liberales (en lo social) y comunistas son realmente
lo "malo" y no todo lo "políticamente correcto" es lo bueno
para nuestras naciones.
¡Para mí, el guarapo dulce, el
café amargo y el chocolate espeso!
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