Cogito
ergo sum (Puerto La Cruz)-. La Organización de Estados Americano (OEA)
nuevamente da un paso fundamental en su aporte por y para la libertad de los
venezolanos. Con el voto de 18 países se aceptó al enviado diplomático
designado por la Asamblea Nacional (AN), y por el presidente interino de
Venezuela, Juan Guaidó, como la voz oficial de Venezuela en esa instancia
internacional.
Gustavo
Tarre, un insigne venezolano, tomó posesión de su puesto en la OEA y dijo, sin
pelos en la lengua, que “ya cesó la usurpación en la OEA”. Este pequeño hecho
es un gran paso en la estrategia trazada por Guaidó y otro retroceso para
Nicolás Maduro en el plano internacional.
La
derrota de la usurpación venezolana en el seno de la OEA, no es solo simbólica,
sino que es un paso más hacia el final de un modelo que ya no vive las mieles
de otras décadas donde a punta de realazos imponía lo que le venía en gana en
la mayoría de los foros internacionales.
Sin
duda, Maduro se encuentra acorralado. Pierde la batalla final en la OEA,
mientras que la Unión Europea sigue empecinada en no reconocerle como Jefe del
Estado venezolano y mantiene su política
de cerrar filas con Juan Guaidó.
Igual
ocurre en la Organización de Naciones Unidas, donde Maduro mantiene su vocero,
pero éste está cada vez más solo y humillado, porque es menester recordar que
cada vez que Arreaza quiere participar en una comisión o evento internacional, los
representantes de decenas de países se paran y lo dejan hablando en un salón
vacío.
Y,
ustedes preguntarán ¿qué de positivo tiene todo esto que ocurre fuera de
nuestras fronteras y allende los mares? Muy sencillo, todos estos pasos son
parte de la estrategia de cerco que está asfixiando al régimen, el cual tienen
que salir corriendo a echarse en los brazos de rusos y turcos, para salvar lo
poco que le queda.
Maduro
se queda sin aliados, vive la soledad de aquel que es percibido con debilidad.
Se ha convertido en una especie de leproso político al cual nadie quiere
vincularse; hasta aquellos que en otros
tiempos fueron defensores de sus políticas, como los integrantes de Unidos Podemos
en España, hoy quieren sacudirse cualquier relación con Maduro y su régimen.
La
dignidad llega a la OEA en el mejor momento, esto porque Maduro se ve afectado
por las sanciones económicas impuestas por la administración de Donald Trump,
no sólo desde el punto de vista estatal sino personal, ya que es más que
conocido que los gringos han sancionado a familiares y amigos de los más
íntimos allegados al poder en Miraflores.
A
su vez, las medidas políticas y económicas aplicadas a Cuba, es parte de la
acción estratégica que se está llevando adelante. Todo esto va creando una
cuerda que está alrededor del cuello de un régimen que cada vez tiene menos
margen de maniobra.
Ahora
bien, en la OEA en este momento tenemos a un representante que elevará el
clamor de los venezolanos, que hará más visibles las atrocidades cometidas por
el gobierno usurpador en su desespero y angustia.
Y
esto, es un logro significativo, porque las acciones del ilustre Gustavo Tarre
irán creando las condiciones políticas internacionales para que más naciones
civilizadas del mundo apoyen la justa lucha que están llevando adelante
millones de venezolanos que salen constantemente a las calles a apoyar a Juan
Guaidó y a los diputados de la Asamblea Nacional en procura de lograr el cese
de la usurpación y la instalación de un Gobierno de Transición en el país.
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