Quiero dedicar estas líneas a la
figura de San Francisco de Sales, el Santo Patrono de los periodistas; porque
en el momento que vive el país, son los comunicadores sociales tanto medios de
transmisión como protagonistas de la información.
De acuerdo con lo que el Papa Pío
XI aseguraba en sus escritos, era necesario que los periodistas “imiten y
muestren en todo momento que el rigor siempre ha estado unidos a la moderación,
y la caridad, que era característica especial de San Francisco”.
Agregaba más adelante el Santo
Padre que “deben guardarse de faltar a la verdad, e incluso con el pretexto de
evitar la ofensa de los adversarios, de reducirla o disimularla”.
¡Qué gran llamado! Los
periodistas deben ser soldados de la verdad y sus armas están en cada tinta, en
cada minuto de grabación, en cada mensaje que es difundido por los medios de
comunicación.
Son paladines de la verdad, sobre
un ambiente que constantemente los presiona para faltarle a su propia
conducción ética.
San Francisco fue un arduo y
prolífero escritor, dedico su existencia a evangelizar y escribir. Fue un
cronista del evangélico, un comunicador de la “buena nueva”; y, por encima de
todo esto, es un ejemplo para aquellos que se dediquen a la tarea de informar.
Hoy en día en Venezuela, en medio
de un sistema opresor y represor, informar con firmeza, investigar en los lodos
del poder, significa oponerse a un régimen que no acepta la crítica y la ataca
con radicalismo.
En los últimos 20 años la
libertad de expresión en el país ha sido atacada de una forma cruel y despiadada;
se cuentan con centenares los periodistas en el exilio, aquellos que han sido
detenidos, agredidos, amenazados.
El régimen se apoderó de los
medios de comunicación ya sea por expropiación, arrebatándole los permisos,
mediante leyes mordazas o sencillamente expulsando a los periodistas del país.
Venezuela se ha convertido en el reino del silencio y de la intimidación.
No obstante, aún existen
periodistas que audazmente siguen adelante informando, abriéndole camino a la
verdad en medio de un bosque de falacias, engaños y corrupciones.
Para las democracias el papel del
periodista es indispensable, es un especie de contralor y supervisor, de
permanente factor de monitoreo de las acciones de aquellos que poseen el poder.
Y para que esta función sea efectiva, el periodista debe mantenerse ajeno a las
pretensiones de intereses personales o grupales.
Los comunicadores, en el
ejercicio del periodismo, tenemos que seguir el llamado del Papa Pío XI y
seguir el ejemplo de San Francisco de Sales, ser escrupulosos con la verdad,
responder solo ante el público que nos escucha, ve o lee.
Y, sobre todo, ser valientes. El
periodista debe ser siempre corajudo, de lo contrario nunca será un buen
periodista.
Qué Dios Todopoderoso, San
Francisco de Sales y todos los Santos bendigan a mis apreciados colegas que
resisten en los periódicos, estaciones de radio y programas de televisión, y
aquellos que a pesar de tener estas opciones vetadas se mantienen luchando por
la verdad a través de las redes sociales.