Cogito
ergo sum (Puerto La Cruz)-. ¿Quién puede decir que no es necesaria la
Ayuda Humanitaria? Solo aquella persona que no sabe lo que se vive dentro de
los centros de salud del país.
¿Quién
puede negar la Ayuda Humanitaria? Solo aquellos que niegan la realidad; que
están tan ciegos que no ven a un pueblo comiendo en los basureros, y a niños
cayendo en la desnutrición, y trabajadores enflaquecidos.
¿Quién
puede obstruir la ayuda que viene para un pueblo enfermo y hambriento? Solo
aquellos que comen bien y a quienes les traen sus medicamentos desde el
exterior.
¿Quién
puede ser tan descarado para decir que aquí no hay pobreza? Solo alguien que
gane tan bien, y que viva en una burbuja de oro, y que no le interesen los
millones de trabajadores a los cuales no les alcanza el sueldo.
¿Quién
puede decir que es mentira que las madres lloran por no poder alimentar a sus
hijos? Solo un dogmático que aunque le muestren la realidad ante sus ojos,
jamás la aceptará como tal, y la negará hasta el final.
Nicolás
Maduro niega la Ayuda Humanitaria porque él no acude a los hospitales públicos,
porque él no gana sueldo mínimo, porque él no debe esperar a que le llegue, si
es que llega, una bolsa de comida de cuanto en cuanto.
Maduro
no sabe lo que sufre la madre con un hijo enfermo, la odisea que pasa un jubilado
que tiene que optar, todos los meses, entre comer o comprar sus tratamientos.
El
ocupante de Miraflores no conoce la realidad de los barrios. Él se cree los
engaños que manda a televisar por Venezolana de Televisión, él se cree sus
propias mentiras. Y, por lo tanto, las defienden como si fuesen dogmas de fe,
como si ese país de maravillas que pintan fuese verdad.
La
Ayuda Humanitaria no es un lujo, es una necesidad para un pueblo al que le urge
comida y medicinas.
Solo
alguien que no le interese el dolor del pueblo puede negar beneficios tan
reales y fundamentales como éstos, a una población que sucumbe día con día.
Estoy
completamente seguro que la Ayuda Humanitaria entrará a Venezuela, que digan lo
que digan desde el Palacio de Miraflores, la comida entrará y llegará a las
comunidades más necesitadas.
Estoy
convencido que haga lo que haga Maduro, la sociedad venezolana saldrá a las
calles a apoyar la entrada de la Ayuda Humanitaria, y esos inventos que ha
armado con movilizaciones de tropas o con conciertos en puentes se caerán por
su propio peso.
Nadie
puede detener a un pueblo que quiere su libertad, que está decidido a luchar
por un mañana mejor, que sabe que es ahora o nunca. Nadie podrá ponerle
obstáculos a una poblada que se cansó de las mentiras de un régimen despiadado y ruin.
La
Ayuda Humanitaria viene para Venezuela, y mientras esto ocurre, todos los días
que van pasando son oportunidades perdidas para un Nicolás Maduro que debería
negociar su salida antes que quede completamente acorralado y derrotado.
Si Maduro ordena
dispararle a la Ayuda Humanitaria: Cae. Si secuestra la Ayuda Humanitaria: Cae.
Si decide evitar su ingreso al país: Cae. No tiene salida, las cartas están
sobre la mesa. ¡Ríndete!
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