miércoles, 2 de enero de 2019

Navidad de los 90


Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-. Aquellas Navidades, cuando éramos niños, eran tan distintas a estas que vivimos en la actualidad.

En aquellos días de mediados de los 90, mientras Rafael Caldera aún estaba sentado en la silla de Miraflores, las Navidades aún sabían a la Billo’s sonando de casa en casa, a olores de guisos de hallacas, y al trago que cualquiera te brindaba.

El pago de los aguinaldos les daba un increíble poder adquisitivo a los venezolanos. Los supermercados, licorerías y tiendas de ropa estaban a reventar, todo el mundo compraba comida, los estrenos de Navidad y Año Nuevo y los regalos del Niño Jesús.

Hasta en los más humildes de los hogares se celebraba con alegría y regocijo. Esa Venezuela, se nos perdió en el camino.
Ya los obsequios del Niño Jesús no son como en otros tiempos. Ya los amigos secretos en las oficinas no son como antes; nos cambiaron la vida a todos los venezolanos.

Hasta las tradiciones han muerto; cada vez menos hallacas, y el que hace no brinda a nadie. El pernil una imposibilidad para más del 80% de los venezolanos, hasta el ponche crema es un sueño de épocas mejores.

La Navidad en los 90 eran otra cosa; había comida, habían juguetes, había de todos y para todos. Pero, llegó el socialismo y el “queso que estaba en la mesa también lo destruyó”. No quedó nada de pie.

Hoy extrañamos aquellos días, hoy rememoramos aquellas jornadas del pasado. Cuando éramos niños y la vida en Venezuela era mejor.

En estas festividades que acaban de pasar nos percatamos a lo bajo que hemos caído. Ya ni cohetones uno escucha como antes. Cuando reventaba el año, con él explotaban miles de fuegos artificiales, que por cierto hacían esconder a las pobres mascotas de la casa.

Y ni hablar de las 12 uvas del tiempo. ¿Quién pudo comprar esas uvas si están carísimas? Perdimos hasta a Andrés Eloy Blanco declamando en la radio el viejo poema que decía: “Madre, hoy se nos muere un año”.

Además, la canción de “faltan 5 para las 12”, sonó más triste que nunca, porque extrañamos a tantos familiares, a tantos amigos, a tantas personas que han tenido la necesidad de buscar un nuevo mañana en otras naciones.

El socialismo aniquiló con esa Venezuela en la cual nacimos y en la cual vivimos nuestros primeros años de niñez. La alegría navideña debe contarse entre una más de las víctimas del régimen que en la actualidad desgobierna a nuestra nación.

La Navidad, incluso en la década anterior a la llegada del régimen, fue amena, jovial, cargada de ese sentimiento que siempre caracterizó a los venezolanos.

Y es esta, una razón más para que los venezolanos luchemos por rescatar a nuestro país. En lograr que retorne la felicidad a nuestra amada nación, que los nuevos tiempos se transformen de melancolía a gozo real. 

Que nuestros hijos sientan y saboreen esa Venezuela que nosotros disfrutamos, vivimos y que hoy recordamos con profunda nostalgia.



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