Cogito ergo sum (Puerto
La Cruz)-. Quienes hemos batallado toda la vida por los
principios democráticos, por la honestidad y bien común, no podemos darnos el lujo de fallar. Sabemos
que al conquistar espacios tendremos el cerco financiero y político de quienes
ostentan el poder nacional, no obstante debemos seguir luchando con los mismos
ideales que siempre nos han movido a la acción.
Con esta misión clara, y
sumido en la preocupación más profunda, observo con tristeza como en Lechería
se está gestando un sistema de gobierno local a la viva imagen de las usanzas
del régimen de Nicolás Maduro.
El alcalde de la ciudad,
Manuel Ferreira, acaba de ser denunciado por el presidente de la Cámara
Municipal de Lechería, Frank Díaz, por pretender solicitar un crédito adicional
por dos millones de bolívares soberanos con el objeto de cancelar unos insumos
médicos que habían sido donados a la Clínica Municipal.
¡Semejante descaro! De
acuerdo con Díaz, quien blandeó al aire pruebas, el mandatario morreño quería
hacer su agosto en diciembre, supuestamente aprovechándose de las cercanías de las elecciones
municipales, y camuflajeando la solicitud en un crédito donde además iban los
recursos para el pago de nóminas a los funcionarios de la Alcaldía de Lechería.
No es mi deber
determinar la inocencia o no del alcalde, eso quedará en manos de los
concejales y de los órganos judiciales correspondientes, no obstante como
ciudadano y como luchador por la democracia en Venezuela hago un exhorto para
que el alcalde no siga los pasos de aquellos a los cuales hemos combatido.
Ferreira, que llama constantemente
a “cuidar la casa”, actúa como los harían los oficialistas, quienes aspiran al
poder absoluto, sin contraloría de ningún tipo.
El rol más importante
del político no es ser gobierno, sino oposición. ¿La razón? Porque al
supervisar a los poderosos coloca límites y barreras que impiden los abusos; los
demócratas lo entendemos y actuamos en consonancias, pero pareciera que
Ferreira se olvidó de esto y prefiere calcar el estilo chavista.
Lechería por mucho
tiempo fue el bastión de la dignidad de los demócratas, pero ahora pareciera
que no lo es tanto. El alcalde no actúa como un demócrata sino que opta por ser
más parecido a los totalitarios, emplea la guerra sucia y el desprestigio,
porque para nadie es un secreto que los videos indebidos que salieron a la luz
pública en las elecciones de alcaldes pasadas lo beneficiaron de forma abierta
y evidente.
Desde estas líneas pido
a los concejales demócratas de Lechería a que lleguen hasta el fondo del caso
del presunto acto de corrupción, o de las violaciones de los procesos
administrativos. Quienes defendemos la moral y la democracia no podemos actuar
bajo la falsa premisa de la solidaridad inmediata, porque al hacerlo estaríamos
comportándonos como aquellos a los que hemos criticado por los últimos 20 años.
Agrego a esta posición
mi firme llamado a los vecinos de Lechería, que decidieron votar por sus
futuros concejales que lo hagan pensando en su ciudad, y por sus derechos; que
voten conscientes que se debe derrotar al chavismo y a las pretensiones
hegemónicas de un alcalde que, sabrás Dios porque razones, no quiere que le
hagan contraloría.
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