Cogito ergo sum (Puerto
La Cruz)-. Pedro Sánchez, presidente de gobierno español,
quien se hizo del poder sin contar con los votos suficientes entre los
españoles y quien pareciera huirle a unas elecciones generales en la península
ibérica, es el cabeza de un gobierno que da los primeros pasos en la dirección
de la alcahuetería política.
Sánchez del Partido
Socialista Obrero Español (Psoe), pactado con el partido Podemos, aún más a la
izquierda, traza una línea en su política internacional que promueve el diálogo
en Venezuela.
Y, según nuestra
experiencia, ¿qué es el diálogo? Fácil, el diálogo es una oportunidad, una
bombona de oxígeno, una terapia de respiración de calma para un régimen como el
de Nicolás Maduro.
Con los diálogos se
apagaron las manifestaciones de calle, con otro diálogo la Asamblea Nacional
quedó en parálisis perdiendo una ocasión de oro para proceder al enjuiciamiento
y destitución de Nicolás Maduro.
El diálogo le brinda al
Gobierno nacional tiempo para buscar dinero, para aplicar medidas populistas y
jugar al agotamiento de la inmensa mayoría de los venezolanos.
Con más diálogo más
tiempo para Maduro, y con este tiempo se irán cada vez más venezolanos huyendo
la crisis humanitaria que estamos atravesando en el país.
Bien lo dijo otro
español, el expresidente de gobierno y dirigente del Partido Popular, José
María Aznar, “la crisis venezolana no se resuelve con diálogos políticos”.
El hablar por hablar no
deja frutos. El único afán real para entablar un proceso de acercamiento es
creando las condiciones para un desenlace político en el país, y esto no es
otra cosa que el cambio del Consejo Nacional Electoral, el reconocimiento del
Tribunal Supremo de Justicia en el exilio y que el poder legislativo regrese en
su totalidad a la Asamblea Nacional eliminando de hecho a la Constituyente.
Estos serían los reales
pasos para conseguir un escenario ideal para pensar en diálogos. De lo
contrario no se llegarán a ningún lado y solo se perderá tiempo.
El venezolano de a pie
lo que quiere es comida, medicinas, trabajo y una vida mejor. Hasta ahora el
Gobierno nacional ha fracasado en todas las materias.
Los hospitales siguen
sin medicamentos, y el costo de la vida es cada vez más caro. Miles de
venezolanos comen en la basura y el país se convirtió en un prolongado lamento
que se escucha en todos los rincones.
Por tal motivo, nos
preguntamos ¿diálogos para qué? Los ministros de Maduro sentados alrededor de
la mesa con los opositores, ¿traerán comida a los hogares de los venezolanos?, ¿salvará
la vida de los enfermos en los hospitales?, ¿evitará que más venezolanos tomen
un avión o un autobús y se marchen en busca de una nueva vida en otras tierras?
En mi criterio, el
diálogo no ayudaría a solucionar ningún problema, en cambio sería parte del
problema. Así de simple.
Lo cierto, es que los
socialistas españoles hablan de diálogo apañando a sus correligionarios
nacionales, son de la misma cepa, del mismo rebaño.
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