martes, 25 de septiembre de 2018

Diáspora


Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  El término “diáspora” se empleaba para referirse al éxodo masivo del pueblo hebreo en los tiempos bíblicos.

El vocablo “Diáspora” ha sido utilizado en referencia a las comunidades judías que fueron expulsadas de Tierra Santa, esto debido a las múltiples invasiones a lo largo de la historia.

La primera vez que los judíos tuvieron que salir de su tierra fue alrededor de 712 a. de C. cuando Shalmanasar, rey de los asirios, conquistó varias de las diez tribus y las deportó a una región cercana al Éufrates.

Esta fue la primera deportación que registraron los hebreos. Aunque tenemos poco reportes y registros de la misma, por tal motivo muchos historiadores dan como primera diáspora la ocurrida después, durante la campaña bélica emprendida por Nabucodonosor contra el Reino de Judea (Yehuda) en Palestina, en 597 a. de C.

Destruido el primer Templo de Jerusalén en 586 a. de C., que había sido construido cuatro siglos atrás por Salomón, hijo de David, muchos judíos salieron en desbandada huyendo a los ejércitos de Nabucodonosor.

Derrotada Judea, Nabucodonosor ordenó la deportación de un numeroso grupo de judíos a Mesopotamia, y concretamente a Babilonia.

Para el año 539 a. de C., el monarca persa Ciro el Grande derrotó a Naborrido, sucesor de Nabucodonosor, y autorizó el regreso voluntario a Palestina de todos los judíos residentes en Babilonia.

Algunos volvieron pero muchos se quedaron, consolidando así una presencia judía estable en Irak e Irán que existió hasta hace poco.

En Alejandría, en Egipto, se dio origen al fortalecimiento de las comunidades judías que se habían asentado en los bancos del Nilo a raíz de la invasión de Nabucodonosor. Así, para 331 a. de C., en el Imperio Tolomeo se encuentran asentamientos judíos no sólo en la capital sino también en ciudades como Pelusio, Leontópolis y Cirenea.

De acuerdo con la historia en el 200 a. de C., los reyes Seléucidas de Siria conquistan Judea y eso renueva la dispersión de judíos en Oriente Próximo, llevando al establecimiento de colonias en Tiro, Sidón, Damasco y Antioquia. No es por tanto de extrañarse que en 160 a. de C. ya se registre una notable colonia judía en Roma.

Un siglo más tarde, en 63 a. de C., Palestina fue declarada protectorado del Imperio Romano.

La historia sigue avanzando hasta ya entrado la segunda mitad del siglo XX; no obstante este resumen de la diáspora hebrea la traigo a colación porque es una forma de describir lo que está ocurriendo en Venezuela.

Una de las diferencias es que a los hebreos los hicieron exiliarse varios tiranos extranjeros: Shalmanasar, Nabucodonosor, Ciro, los reyes Seléucidas, entre muchos otros. Aquí, no bastaron siglos como el caso de los judíos sino un par de décadas, y no fue producto de una invasión extranjera, sino de la política genuflexa de un régimen hacia un tirano extranjero: Fidel Castro. 

Hoy millones de venezolanos viven un exilio, protagonizamos una diáspora debido a un socialismo que es tan atroz como cualquier tirano asirio o persa. Tenemos que decirle a adiós a nuestros seres queridos producto de un régimen que persigue, agrede y mata de hambre a su propio pueblo.

jueves, 20 de septiembre de 2018

Suplicio del enfermo


Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  La última etapa duró nueve días, en ese lapso mi papá batalló como un toro por su vida. Luchó como lo había hecho toda su existencia, no obstante su mal estaba muy avanzado y las circunstancias del entorno no eran las mejores.

Viví en carne propia la crisis en los centros hospitalarios de Venezuela. En el Seguro Social de Las Garzas observé y padecí el congestionamiento de pacientes, la ausencia de insumos y la falta de atención.

Los médicos y enfermeras no se daban abasto para atender el flujo de pacientes. Y, aunado a todo esto se le sumaba la carencia de medicamentos.

Los familiares tienen que buscar hasta los algodones para sus pacientes; es una tragedia de dimensiones insospechables.

Quienes tienen o hemos tenido a parientes en los hospitales públicos hemos vivido el suplicio de conseguir medicamentos por todas partes. Cadenas de Whatsaap, peregrinajes por farmacias, de todo un poco hemos tenido que hacer para lograr el objetivo de hallar unas pastillas o un frasco de cualquier remedio.

Vi como los médicos llegan a un punto anímico que mezcla la rudeza y la entrega. Ellos batallan con la muerte sin tener las herramientas para vencerla, cuando lo hacen es un logro increíble, y cuando no, caen derrotados sabiendo que hicieron lo que pudieron hacer con las condiciones más adversas.

En Venezuela pasa lo que en ningún otra parte sucede. Los pacientes se mueren por no disponer de tratamientos médicos, y no sólo le ocurre a aquellos que carecen de dinero, sino que teniendo los recursos no consiguen los insumos.

Este drama se extiende por todo el país. Los venezolanos estamos a la buena de Dios, gracias a un Gobierno nacional que no le interesa lo que sufrimos los de a pie.

Mientras Maduro come en grandes restaurantes de Estambul, nosotros en Venezuela no tenemos ni como sanar a nuestra gente. ¡Qué ironía! Y más, si pensamos que ellos se decían los protectores del pueblo venezolano.

Mi padre es solo un ejemplo de lo que tienen que pasar los venezolanos. Él sucumbió por la enfermedad que lo acongojaba y también por la negligencia de un régimen que no invierte en la salud de la población.

Como quisiera que en Venezuela esto no ocurra más. Cómo quisiera que la salud fuese una prioridad para aquellos que ostentan el poder en Miraflores, pero no, para ellos lo vital es seguir comprando chatarras chinas  que no tienen valor real.
Como venezolano alzo mi voz por un cambio real y efectivo. No podemos permitir que más venezolanos fallezcan por falta de insumos en los hospitales. Esta crisis humanitaria debe parar ya.

Porque en este momento sufren los pacientes y sufren sus familiares. Y todo esto ocurre mientras Maduro sigue bailando salsa frente a las cámaras de televisión y de los celulares de sus seguidores que lo publican en las Redes Sociales. 

Con la salud no se juega, y el régimen ha jugado con la vida de todos los venezolanos.



martes, 4 de septiembre de 2018

División


Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  Pueden existir muchas palabras que pueden describir al Gobierno de Venezuela, pero en esta ocasión permítanme referir a una en especial: División.

Sí, quisiera hablarles como el régimen venezolano ha divido a nuestra tierra, y permítanme hacerlo a través de un relato que dio origen a este artículo.

Esta mañana en pleno desayuno, mi señora madre me comentaba que se acercaba la fecha de partida de un pariente, su voz se fue afectando en la medida que hablaba de la inminente partida de aquella integrante de la familia.

Inmediatamente el comentario se transformó en una lista prolongada de todos y cada uno de los primos, sobrinos, y demás integrantes del núcleo extendido familiar que han emigrado por múltiples razones.

Y, además, se charló sobre la posibilidad, cada vez más cierta, que otro tanto se vaya en los próximos meses. “Nos estamos quedando solos” fue una de sus nostálgicas afirmaciones, ver como sus hermanos, sobrinos y de más han partido la llenaba de congoja.

¿Qué hacer cuando se vayan todos? ¿Será que tenemos que irnos también? ¿Qué haremos aquí solos sin familia? Estas fueron algunas de las interrogantes que disparaba una tras otras con un tono dubitativo y preocupado.

En medio de aquella retahíla de comentarios, hubo uno que despertó mi interés por encima de los anteriores. Una frase que era producto de la sabiduría de la vida, que era el resultado de su sentimiento y de su visión del mundo, aquella afirmación originó este artículo: “Chávez dividió el país, Maduro dividió a las familias”.

Y sí, ella tenía razón. Chávez dividió el país entre sus seguidores y detractores, y a pesar que había hermanos en uno u otro bando, seguían aquí en su país, viéndose en reuniones familiares, compartiendo, aunque sea a regañadientes, pero lo hacían. Ahora, la cosa es diferente la división que ha realizado Nicolás Maduro es distinta, es una geográfica.

Maduro dividió a las familias pero en kilómetros o millas. En este momento tenemos familiares disgregados en toda América y en Europa. Tenemos millones de venezolanos formando otro país en el exilio, y todo gracias al caos desatado por un sistema político que nos empobreció y nos aniquiló por completo.

El éxodo de los venezolanos es incontable, cada día miles de connacionales a traviesan las fronteras en carro, aviones o a pie, todos en busca de lo que aquí se les niega: Un futuro.

Por todo esto, podemos afirmar que una de las características que esboza el actual régimen venezolano es su capacidad de dividir a los venezolanos, ya sea política o geográficamente.

Sin duda, el socialismo partió en dos a nuestra amada nación.

Frente a esto, quienes aún estamos aquí soñando por un cambio no podemos desmayar. Debemos seguir adelante, dando lo mejor de nosotros en procura de enmendar la situación y unir otra vez a los venezolanos.

La tarea no será fácil, pero tampoco es imposible. Sí podemos lograrlo. Frente a la división, la unión de todos los que nos empeñamos en luchar por nuestros sueños.