Cogito ergo sum (Puerto
La Cruz)-. Se acerca
la Semana Santa, pero desde hace mucho tiempo ya el Partido Socialista Unido de
Venezuela vive su muy particular procesión.
Las declaraciones de la Fiscal General de la República, Luisa
Ortega Díaz, es una demostración que la “procesión se lleva por dentro” en las
filas del partido oficialista.
La serie de sucesos
empezando por la actitud asumida por los voceros del partido Marea Socialistas,
las posiciones disonantes que ha protagonizado el ex alcalde Mayor de Caracas,
Juan Barreto, las actitudes de Miguel Rodríguez Torres, y la recientes
declaraciones de la representante del Ministerio Público demuestran que la cosa
está color de hormiga dentro del Gobierno.
La división en el seno
del oficialismo cada vez es más evidente.
Además, es de extrañar
que la siempre “rodilla en tierra” de Eva Golinger también se hiciera eco de la
posición de Luisa Ortega Díaz y aseverara, a través de su cuenta Twitter, que
“sin separación de poderes no hay democracia”.
Lo de Golinger merece
una explicación un poco más extendida, ella es la representante de Rusia
Today para América Latina, es decir, ella no podría en riesgo su
estabilidad y su relación con los rusos si no estuviese al tanto de la crítica
de la extinta Unión Soviética con respecto a lo que acontece en Venezuela.
¡Sí! La procesión es más
larga y profunda de lo que uno cree.
La crisis de
gobernabilidad, la pugna de poder en el seno del poder Ejecutivo, como las
piezas se mueven y se sacrifican con suma ligereza exteriorizan que la batalla
interna está en pleno avivamiento.
Por ejemplo, cuando
Aristóbulo Isturiz renuncia a la gobernación de Anzoátegui y asume con “fuerza”
la Vicepresidencia de la República, al cabo de unos días la gasolina se le
acabó al avezado dirigente político y fue reemplazado por Tareck El Aissami.
Y así se van sumando las
piezas que caen y que regresan en una especie de ciclo vicioso que se prolonga,
pero que empieza a molestar, incomodar y hasta cansar a más de un dirigente de
la alta cúpula del poder revolucionario.
La procesión roja está
hartando a figuras connotadas del chavismo como a MariPili Hernández, quien ya
dejó de disimular su crítica a la gestión de Nicolás Maduro.
¡Arde Troya! ¡Arde! Y se
están quemando más de uno en las filas de un Gobierno que se viene a menos.
La procesión sigue, la
cruz que lleva Nicolás Maduro cada vez es más grande, aunque es incomparable
que la que pesa sobre el hombro de un pueblo enflaquecido y empobrecido por las
consecuencias de las políticas de este modelo fracasado.
Y en esta semana además
de ser más duro el andar de la procesión roja, también veremos al Ejecutivo
tratando de “quemar su Judas”, que será una especie de chivo expiatorio por
medio del cual pretenderá huir de sus culpas y responsabilidades.
El ambiente no está
fácil en el seno del Gobierno, a todas luces se ven las costuras de un poder
político que no se sostiene y que percibe enemigos por todas partes.
¿Cuál será la próxima
costura que se soltará dentro del régimen? ¡Veremos!
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