Cogito ergo sum-. La rectitud de la vida se mide con la dignidad
del pensamiento y la constancia en la acción; cuando nuestra vida la dedicamos
al servicio de un bien común superior entendemos que las piedras que recibimos
son parte normal de la senda que hemos decidido tomar.
Hoy vemos con orgullo varios
ejemplos de dignidad en el pensamiento. Vemos ese rostro marcado, por la fuerza
del compromiso y de la voluntad de ayudar, en aquellos estudiantes que hoy se
encuentran injustamente bajo prisión en los calabozos de la policía política
del régimen.
Cada uno de los estudiantes que
se encuentran secuestrados por el Gobierno son parte de esa dignidad de
pensamiento que se encuentra viva y batallando por el sueño de un mejor futuro
para todos.
Vemos esa misma dignidad en los
presos políticos como el caso de Leopoldo López, Daniel Ceballos, Enzo Scarano
y mucho más, la vemos en la energía combativa de una mujer como María Corina
Machada que mantiene su firmeza ante los ataques despiadados de los
representantes del régimen.
La dignidad la encontramos en esos
trabajadores venezolanos, en esas mujeres amas de casa, en las emprendedoras,
en los soñadores, quienes se mantienen erguidos ante las presiones de un
sistema que nos quiere ver de rodillas a todos.
La dignidad se manifiesta en el
compromiso cierto, firme y constante de mis colegas periodistas que siguen
luchando en la selva del diarismo por la verdad, la imparcialidad y la
información veraz, más allá de los obstáculos de aquellos que ostentan el
poder.
La dignidad la encontramos en la
fe colectiva de un futuro premioso pero cargado de esperanzas. Ese sentimiento,
esa condición de vida, la encontramos en usted, apreciado lector, que se niega
a doblegar su posición ante las pretensiones autoritarias de un puñados de
hombres y mujeres que se creen dueños del país.
Como digno portocruzano,
comunicador y demócrata cristiano, sigo el camino de la verdad por encima de las hipocresías,
no me arrepiento de mis posiciones, aunque puedo rectificarlas, porque jamás
reniego de mis errores y menos de mis aciertos, debido a que unos y otros son
parte de la vida, son la savia de las experiencias vividas.
La decencia común de los venezolanos
debe expresarse en mayor cohesión política y social, debe manifestarse en la
antítesis al régimen y como la depuración sistemática de aquellos que estando
en la cera de la Unidad siguen jugando al entreguismo colaboracionista con los
representantes del régimen.
Tenemos, con miras a los
venideros compromisos, que enfocarnos en llevar adelante a dignos
representantes de la democracia y despojarnos de la mácula amoral de aquellos
que se escudan en la Unidad y en su poder económico para imponerse en sus
jugadas mezquinas.
Y casos como estos los vemos
puntualmente en Barcelona.
Las primarias son la mayor
expresión de dignidad que podemos enarbolar desde la Unidad, por eso debemos
hacer votos, quienes defendemos a la libertad, para que los próximos representantes
de la MUD sean escogidos a través de la sabia voluntad del pueblo.
Con dignidad se puede lograr
muchas cosas. Tenemos que recordar a Mahatma Gandhi cuando aseveró que “en
cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad
de hombre, ninguna tiranía puede dominarle”, para entender que la fuerza
del cambio en Venezuela está en nosotros y en la dignidad que tengamos en
vencer a los tiranos y a sus cómplices.
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