Mar de Leva-. Aquellos que nacieron entre la década del 70 y el
aurora de los 80 fueron sin duda los hijos de la generación de la pantalla. La
televisión era para ellos el centro de la información, la recreación y de la
distracción, inclusive de la cultura y el entendiendo.
Entrado el siglo XXI esta realidad
quedó desechada; han sido las Redes Sociales los nuevos reyes de la
información, del intercambio de opiniones o de simple y llana, horizontal y
democrática, expresión de las nuevas generaciones.
En medio de estas dos estamos
nosotros, quienes hemos nacido en la década de los finales de los 80 e inicios
de los 90, quienes nos ha tocado estar entre ambas inclinaciones de la voluntad
de las masas y sus preferencia por los medios de comunicación.
Los primeros se enfocaron en
saber, en ver, en dejarse atrapar por el espectáculo de la pantalla. Las
imágenes derrotaron al sonido de la radio, que anteriormente era el centro y
eje de la sociedad, y abrieron su espacio entre el longevo diario que sigue
firme como un medio de tradición y
respeto.
Los segundos es la simbología de
la nueva época en la cual vivimos, es la participación misma en lo que nos
rodea; ya el nuevo hombre no se conforma con saber, con conocer, sino que va más allá quiere ser
participante activo en la toma de decisiones, quiere ser y de hecho es, un ente
que motoriza la difusión de contenidos en un mundo cada vez más interconectado,
las independiente en sus opiniones y a la vez más dependiente de las nuevas
tecnologías.
Justo en el centro de ambos
factores está esa generación de ensayo, víctima de las transformaciones que
ellos mismos han ayudado a florecer. Esta generación es la partera de una época
que pareciera que lo va consumiendo por la velocidad de adaptabilidad de los
nuevos actores que ya nacen con un móvil, tableta o cualquier otro dispositivo
conectado a internet, en sus manos.
Sin vestigio de causticidad la
generación de fin de siglo e inicio de eras nuevas es la misma que se encontró
en la disyuntiva, en la bifurcación de la historia. Los niños de los 80 y 90
hoy son los adultos en una era que parecía utópica y a pesar de ello llegó para
revolucionar la vida social, laboral, colectiva, de comunidad y relación
sociedad-Estado.
Durante la generación de la
pantalla, los candidatos a cualquier cargo de elección popular, desde concejal
hasta Presidente de la República, tenían que hablarle a sus electores a través
de las televisoras de mayor sintonía, en un lenguaje simple y característico a
las diversas teleaudiencias, eran los tiempos del rating, del spot publicitario,
de aparecer en los hogares en aquella cajita mágica.
Hoy en día candidato que se
aprecie de estar en sintonía con la realidad de la selva modernizadora debe
participar con conciencia democrática y plural en la nueva dinámica abierta por
las redes sociales.
Hoy más que decir se tiene que
escuchar. La regla de las Redes Sociales, de este mundo 2.0, es el de entablar
un diálogo sincero, abierto, sin cortapisas, sin que los miedos a la crítica se
conviertan en un óbice en el camino del diálogo líder-Masas o Gobierno-Pueblo.
La democracia participativa, que
en la década de los 70 se discutió tanto, aquel mismo concepto que fue esbozado
por la democracia cristiana en contra de la mentalidad “representativista” de
los socialdemócratas, que posteriormente
fue adoptada por la izquierda, hoy puede ver, fuera de la retórica y de las
páginas de análisis doctrinario, una abertura para su realización mediante la acción
de las nuevas tecnologías de la comunicación.
Es decir, que mientras la
generación de pantalla era una pasiva audiencia que se conformaba con la asimilación
de mensajes sin poca, para no decir nula, capacidad de retroalimentación, la
nueva la generación que está hoy en los colegios, liceos y universidades es una
que se edifica a base del debate popular mediante las herramientas digitales,
es una que se ve participando, opinando y dirigiendo con su aporte los destinos
de su comunidad.
Es nuestra generación, que
entiende el impacto de la televisión en la opinión pública y es partera de las
tecnologías de la comunicación e información de los tiempos modernos, la
llamada a profundizar en los mecanismos de interacción social y hacerle
comprender a políticos, partidos, gobiernos, e inclusive empresas, fundaciones
y ONG lo importante de crear voz, oídos y mentalidad digital.
Twitter: @jdsolorzano
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