Cogito ergo sum-. ¡Navidad! La Navidad es tiempo de reconciliación
con Dios, es el momento que celebramos y recordamos con amor el nacimiento de
nuestro Salvador, es la hora de la felicidad, es un lapso de tiempo en que la
humanidad-cristiana deja a un lado los problemas y se entrega a la alegría y a
la esperanza.
Es un tiempo de unión, sin
embargo para los venezolanos desde hace más de 14 años la Navidad ha sido una
época donde la unidad familiar se mantiene condicionada a la posición política,
donde la división de “escuálido” y “revolucionario” se mantiene a tal nivel que
hasta hermanos se niegan el abrazo de Navidad.
Este año los detalles navideños
se ven más lejanos que nunca, a pesar que el fin de estos días es la
celebración de la llegada al mundo del Hijo de Dios, también hemos convertido
estas fechas en una oportunidad para que las familias intercambien obsequios,
compren ropa y se diviertan, ¿será que este 2013 lo podremos hacer?
Alrededor del odio sembrado por
un gobierno que al separar hermanos, al dividir sociedades, al fracturar
familias, demuestra su rostro anti-cristiano, pululan factores de
entristecimiento colectivo.
¿Cómo celebrar el encuentro
familiar si no podemos comprarle a nuestros hijos su "Niño Jesús”? ¿Cómo
podemos festejar si los churupitos no alcanzan para el estreno? ¿Cómo poder
reencontrarnos los unos con los otros, si desde Miraflores se sigue inyectando
el medicamento del desprecio diariamente?
Los venezolanos estamos
acostumbrados a navidades llena de fe y del entusiasmo de la felicidad hogareña,
sin embargo en esta ocasión retumba un silencio atípico, surge una Navidad
donde las melodías de Billo's enmudecen, donde la carcajada navideña deja paso
al murmullo de la preocupación por la "falta de plata".
El Gobierno de Nicolás, hombre
que no es fiel cristiano sino que es un "devoto" de Sai Baba y que su
entorno es un ejemplo de santería aguda, no posee la capacidad de extender la
felicidad como doctrina y ejecución política; sólo aquél que siendo cristiano
en acción y verbo puede multiplicar la alegría por todo su alrededor.
¿La sociedad venezolana está
condenada a la infelicidad colectiva?, mientras ésta se distrae en las
preocupaciones naturales de buscar los recursos y los productos (esto último en
odiseas interminables por decenas de locales) para la elaboración de los platos
típicos, el Gobierno se prepara para seguir dándole zarpazos al bolsillo de
propios y extraños con el aumento de la gasolina y con nuevas devaluaciones a
nuestro ya golpeado bolívar.
Por estas circunstancias es que
nos preguntamos ¿navidad, triste navidad?, aunque en el fondo sé que nuestra
condición de cristianos, de católicos, de creyentes de Dios nos dará la fuerza
suficiente para levantarnos y continuar hacia adelante y festejar el nacimiento
de Jesús y del reencuentro de nuestra gente.
Con el favor del Señor seremos
felices y dejaremos atrás todos los intentos de los poderosos "revolucionarios"
de dividirnos, amargarnos y sumergirnos en el lodo de su propia mala intención;
los venezolanos somos más fuertes que eso, seguiremos adelante.
Twitter: @jdsolorzano
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