Opinión-. La moral debe ser rescatada como basamento del pensamiento político moderno, debido a que el pragmatismo en el quehacer público se ha convertido en los últimos años en el verdugo de la ética política y el degollador del deber ser en el comportamiento de las figuras que poseen la responsabilidad de la acción social.
La política huérfana de las características morales es simple ventajismo-personalista. Un político que no entienda su papel en la sociedad como garante y promotor de la justicia social y el bien común, es sencillamente un encantador de serpientes que pretende hipnotizar al pueblo, para aprovecharse de su bondad.
Para los movimientos o partidos Demócratas Cristianos, la cuestión moral es transcendental, ya el Dr. Rafael Caldera nos hablaba de la importancia de este punto dentro de la filosofía política de Copei, cito:
(...) "Por otra parte, al llamarnos cristianos, estamos sosteniendo la primicia de lo moral. La idea de que en todo problema de orientación político-social está envuelta una cuestión moral de la que no se debe prescindir. De que la política no es un simple arte de conveniencias sino un mantenimiento de actitudes, un ejercicio de comportamientos que, como todo lo relativo a la conducta del hombre, están sujetos al orden ético, de cuyo imperio no se pueden substraer. Justamente, cuando esta afirmación, que para algunos representa cosa baladí, pero que, a nuestro modo de ver, tiene una importancia capital: el problema social es, ante todo, un problema moral".
Debemos concebir el asunto moral con mayor preocupación, una de las causas de la debacle del sistema que nació el 23 de enero de 1958 en Venezuela fue la actitud inmoral de muchos dirigentes que sin importarles la salud pública y menos el porvenir de la patria actuaron en el ejercicio del poder con aligeramiento excesivo de la ética y promovieron actos y acciones que corrompieron la labor política en el país.
Quienes se hacen llamar demócratas cristianos, por convicción ideológica y espiritual y no por compromiso falso adquirido posteriori, tenemos que acelerar el rescate de la escala de valores en la sociedad, tenemos que levantar la bandera de la promoción de la familia como institución social y al hombre como eje y centro de las luchas políticas dentro de la democracia.
En Venezuela después de más de una década de desgobierno corrupto e inmoral, se debe emprender la labor de reinsertar en la vida pública el concepto de la ética. El próximo gobierno tiene el deber de fomentar una visión diferente del ejercicio del poder, que esté robustecida con los valores democráticos necesarios para así garantizarles a todos una república de paz, libertad y bienestar.
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Moral como filosofía política
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