Ante una serie de acontecimiento que han ocurrido en los últimos días en mi Anzoátegui apreciado redactaré un artículo que lo entiendo como una reflexión de "Alta Política" que debemos asumir con seriedad y responsabilidad, por ello me basaré al principio de este escrito en rememorar un viejo pasaje de Nicolás Maquiavelo en su libro más famoso "El Príncipe" que cita:
"Las mercenarias y auxiliares son inútiles y peligrosas. Si un príncipe apoya su Estado con tropas mercenarias, no se hallará seguro nunca, por cuanto esas tropas, carentes de unión, ambiciosas, indisciplinadas, infieles, fanfarronas en presencia de los amigos y cobardes frente a los enemigos, no tienen temor de Dios, ni buena fe con los hombres. Si un príncipe, con semejantes tropas, no queda vencido, es únicamente cuando no hay todavía ataque. En tiempos de paz, despojan al príncipe, y, en el de la guerra, dejan que le despojen sus enemigos. Y la causa de esto es que no hay más amor, ni más motivo que los apague al príncipe, que su escaso sueldo, el cual no basta para que se resuelvan a morir por él"
Moraleja de este asunto es que en política el líder debe luchar con su gente, con aquellas personas que lo aprecian y confían en él, es preferible enfrentar una "guerra" con un puñado de acólitos verdaderamente leales que con un grupo de "mercenarios políticos" que lo abandonarán al primer síntoma de derrota.
El arte de la guerra afirma que debes fingir ser débil cuando estás fuerte y a la inversa, pero cuando tu ejército lo constituyen un grupo de personas que velan solamente por sus intereses personales será muy difícil para el "líder" vencer los escollos que se le presenten en el camino.
Cuando observamos a un gobernante en ejercicio perder la capacidad de maniobra política, de mirar como se le escurre, cual agua entre las manos, la capacidad de converger y trazar acuerdos con otros factores, cuando vemos que quienes debieron defenderlo le quitaron la silla a última hora, por ser productos de una conveniencia momentánea (tropas mercenarios) que se aprovecharon del gobierno en tiempos de "paz", pero al momento de las definiciones recularon, podemos palpar un ejemplo claro de lo que no se debe hacer en política, ni en la vida.
Un gobernante, un político tiene que ser consciente de premiar la lealtad, de apreciar a su verdadero equipo y no llevarse por las ofertas engañosas de los mercenarios. Hoy tenemos como evidencia un caso en Anzoátegui que descubre esta lamentable realidad.
@jdsolorzano / www.josedionisiosolorzano.blogspot.com/ solorzano_dj@hotmail.com
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